Al bajar del tren en Rímini enseguida encontré la Oficina de Turismo donde me facilitaron un mapa de la ciudad. Pero primero quería visitar la República de San Marino y pregunté desde dónde salían los autobuses, así que me vendieron el billete por 10eu ida y vuelta informándome que salían justo enfrente de la estación de tren.
Como aún quedaban unos veinticinco minutos para salir, intenté localizar el Hotel Moderno que se encontraba muy cerca, pero me despistó un poco porque fuera indicaba “Albergho” sin más. Entré y les dejé la mochila que llevaba para ir más cómoda, luego a la vuelta haría el check-in.
La ventaja que tiene el viajar sola es que una toma las decisiones en cada momento y eso me gustaba, además, disponía de cuatro días para recorrer también Rímini, Cesenático y la Basílica de San Luca en Bologna, ciudad que ya había visitado en anteriores ocasiones.
A los diez minutos vino el autobús puntual y comenzamos a subir por una carretera en subida y que tardó unos 45 minutos en llegar a destino, dejándonos a los pasajeros junto a un parking y de ahí a un ascensor que nos dejaba en la parte superior para comenzar la visita.
La República de San Marino guarda una historia milenaria que, según la tradición, ahonda sus raíces en una pequeña comunidad cristiana formada en el siglo III d.C., alrededor de la figura carismática de San Marino: este cantero de origen dálmata eligió el Monte Titano como lugar ideal para dedicarse a la oración en soledad.
El Monte se lo había regalado la matrona Felicíssima para agradecerle la curación milagrosa de su hijo.
Durante siglos esta comunidad ha permanecido en una entidad sólida basada en la paz y la democracia. Es la República de San Marino la más antigua del mundo y es el tercer estado más pequeño de Europa Fue inscrita en la lista de Patrimonios de la Humanidad el año 2008.
Todo era un camino cuesta arriba, pero paseando se hacía fácil. Ya me iba encontrando con edificios emblemáticos, aunque como había demasiada tienda opté por subir a las torres que me parecía más interesante.
Caminando desde el ayuntamiento se divisaban unas vistas espectaculares, se podía ver enfrente iglesias y casitas dispersadas en la montaña , bajo un manto verde.
Desde Porta di San Francesco subí hasta la Piazzeta del Titano y había un teleférico para llegar hasta Borgo Maggiore.
Seguí por la Piazza de la Libertá y por una gran avenida me desvié hasta la segunda y tercera torre.
Desde la segunda torre (donde albergana el Museo de las Armas Antiguas pero permanecía cerrado por obras) subí por la Avenida de las Brujas que ofrecía una impresionante vista sobre el Mar Adriático. También había una magnífica vista de la primera torre y de las murallas.
Su altura es de 7 metros alcanzando los 735 metros s.n.m. Sobre el Monte Titano las vistas alcanzan los 360 grados.