Este vídeo del conocido empresario de origen argentino Martin Varsavsky, me lleva otra vez a hablar (en parte también a raíz de un comentario al anterior post sobre el tema) sobre la responsabilidad moral de los empresarios en la crisis económica que vive España.
Es evidente, como ya dejaba ver en la anterior entrada, que no todos los empresarios actúan inmoralmente y que es indiscutible el derecho de todos los ciudadanos a iniciar actividades económicas y a lucrarse con ello. Pero tal vez haya que distinguir legalidad de moralidad, de tal modo que un empresario, actuando conforme a las leyes (con todo el margen de interpretación que éstas permiten) puede estar actuando negligentemente tanto con sus empleados como con la sociedad en general. Martin Varsavsky, en el vídeo se sorprendía de que tras vender alguna de sus empresas, ciertas voces se levantaran acusándole de “dar el pelotazo”. Pero Martin parece no darse cuenta de que el problema no es vender una empresa por un precio (cosa que sin duda es legítimo, como no podría ser de otra forma). El problema es el como se hace. Y eso es lo que distingue a un empresario comprometido y responsable de otro que no lo es. Todos conocemos casos (yo personalmente más de uno y de dos) en los que los empresarios, aun actuando legalmente o al filo de la ilegalidad, han esquilmado los patrimonios de sus respectivas empresas y han salido corriendo con el importe resultante de ello. ¿Son casos extremos? No lo sé. Pero mucho me temo que el problema es que en España, esos casos se dan en mayor número que en otros países, y tal vez de ahí la diferencia en cuanto a cifra macroeconómicas digamos entre España y Alemania. Porque yo no me pregunto: ¿no tendrá algo que ver esta actitud que exhiben algunos empresarios con el hecho de que en España apenas existan las grandes empresas? ¿No dificulta la expansión de una empresa el tener en mente su liquidación obteniendo el mayor beneficio en la menor cantidad de tiempo posible?
Sinceramente pienso que hay empresarios con un comportamiento ejemplar, pero tal vez el problema es que cuando se dan casos de empresarios cuya actuación deja mucho que desear, al ciudadano solo le queda el derecho al pataleo. También creo que hay muchos empresarios que han causado un gran daño a la economía, con sus malas prácticas y su poco sentido de la responsabilidad social. Y por eso creo que exonerarlos por completo o incluso aplaudirlos (como hacía el comentarista al que me he referido al principio de la entrada) es totalmente contraproducente para mejorar la situación.