Minnesota también tiene motivos de satisfacción, Childress se acostará sabiendo que, por lo menos durante las próximas semanas, podrá depositar su confianza en la defensiva que Leslie Frazier ha construído, capaces de detener, como se comprobó ayer, a uno de los ataques más poderosos de la competición.
Pero el platillo negativo de la balanza no anda lo que se dice, vacío de contenido. De nuevo hablando de la ciudad que debe su nombre al Duque de Orléans, debo decir que me sorprendió la lentitud con la que el staff técnico corrigió, no sólo la selección de jugadas, sino el estilo de juego en conjunto; dos cuartos completos, o sea, medio partido –nada más y nada menos!-, tardaron en tener el tino suficiente como para detener esos enloquecidos drives que a muchos despertaron los peores recuerdos de épocas pasadas: ataques rápidos, juego aéreo a media y larga distancia, renuncia expresa del juego terrestre y ningún control del reloj es la descripción más ajustada de tamaño desastre. Así, no nos puede extrañar que al término del segundo cuarto, el marcador registrara un significativo 9 a 7 favorable a los Vikings. Las cifras hablan por sí solas: los Saints habían recorrido 148 yardas de pase (21 jugadas), por 9 yardas de carrera (3 jugadas); “en ese momento, estaban donde queríamos tenerlos”, ha declarado con acierto Brad Childress. Es verdad que con la reanudación del partido, el guión del partido se reajustó y los factores se reinvirtieron, pero dudo mucho que aún a estas alturas del día, los más acérrimos seguidores de los Saints hayan conseguido recomponer su característica flema. ¿Habrá sido suficiente toque de atención para el equipo?.
Con un equipo ofensivo como los Vikings, no todo puede justificarse por el aumento de la presión defensiva que los Saints desarrollaron en la segunda mitad del partido. ¿Dónde estuvo y por qué no se utilizó a Peterson en el rush final del encuentro?.
Pero quizá el aspecto que más me preocupó fue lo que “entre bambalinas” reflejó la televisión norteamericana. Brett es Brett y eso está fuera de toda duda pero la ausencia del training camp se paga no cuando finaliza sino cuando la temporada empieza y en este sentido fue creciendo la sensación de que la falta de compenetración de Favre con sus wide receivers fue una de las claves del partido inaugural. Un último dato: la estadística señaló ayer, antes de iniciar el partido, que los Vikings ganaban(14-5) cuando Peterson conseguía recorrer 100 yardas (o más); ayer se quedó en 87 y así lo pagaron los de Minnesota.
En cualquier caso, será bueno recordar, que estamos ante la primera semana de competición y que esto no ha hecho nada más que empezar pero… el tiempo vuela!.