Una de las razones por las que quizás el PP pudo gobernar siete años hasta junio es que, pese a su mayoría absoluta durante cuatro, mantuvo las leyes izquierdistas de Zapatero aunque con reducción de gastos sociales por la crisis económica.
Históricamente Mariano Rajoy será calificado como un socialdemócrata de derechas por su política nacional –incluso con concesiones a los independentistas hasta que se rebelaron— e internacional, alentando las directrices progresistas de la UE.
Por otra parte, se acabó ya la amenaza que pendía sobre Casado y que podía haber acabado con su carrera política por la supuesta obtención fraudulenta de sus grados universitarios.
La Universidad Rey Juan Carlos y la Fiscalía del Supremo dictaminaron esta mañana, por fin, que no encontraron causa alguna reprobable o perseguible en el Máster y en la doble titulación universitaria de Casado, lo que limpio su currículo e incrementa su poder en el partido y como jefe de la oposición.
Casado, 37 fogosos años frente a los pausados 63 de Rajoy, ha lanzado un primer aviso sobre su ideología al apoyar las políticas antiinmigratorias del cincuentón primer ministro húngaro, Viktor Orban, en la reunión de dirigentes populares de la UE de Salzburgo, previa a la cumbre de jefes de Estado y de Gobierno celebrada ayer, jueves.
Una declaración de intenciones favorable a este líder demócrata y anticomunista en la Hungría ocupada por los soviéticos, y hoy contrario a las directrices de la UE de acoger refugiados específicamente musulmanes.
El líder popular español asegura que quien elaboró el informe para condenar a Orban en el Parlamento Europeo es una diputada alemana de Los Verdes autoproclamada izquierdista radical y que llama “presos políticos” a los dirigentes independentistas catalanes en prisión preventiva.
Orban y Casado parecen estar en la misma línea hostil al multiculturalismo, que exige aceptar a quienes rechazan integrarse sólo culturalmente –sin cambio de creencias-- en la corriente principal de la sociedad de acogida con sus leyes racionalistas, lo que crea sociedades separadas, encerradas en sí mismas y crecientemente hostiles.
El PP no condenó a Orban en el Parlamento Europeo solamente por esta conducta: vive una revolución interna como buena parte de los populares europeos, se hace derechista y se aleja de la socialdemocracia derechista rajoyana.
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SALAS