Por Toby Valderrama y Antonio Aponte
Esto no es una crítica, se trata de un alerta. La Revolución entró en un periodo de autofagia, es decir, se consume a sí misma, es víctima y simultáneamente su victimario. Y aquí viene el alerta y la propuesta de solución: si no rectificamos, la Revolución, irremediablemente, sucumbirá. ¿Cuáles son los hechos? La derecha externa fue copada por los golpistas que activan la calle siguiendo un guión que conduce al zarpazo, abundan las declaraciones y escritos en esta dirección. Del otro lado de la maltrecha talanquera, se agitan las aguas. El polo patriótico se estremece, allí está la discusión de los partidos. Los motorizados, componente de la base social natural de la Revolución, toman, anárquicos, las calles. Las medidas económicas del gobierno, y esto no es una crítica, es una percepción, no acaban de salir de los gabinetes del gobierno y de las pantallas de la televisión, no son capaces de contrarrestar la ofensiva mediática de la oligarquía. Las movilizaciones nuestras cada vez son más pobres. El Presidente Maduro Moros denuncia conspiraciones, lo que dispensa ya de análisis. La realidad es clara, al contrario de estabilizarnos, estamos en el centro de una turbulencia social y política que exige, más allá de la voluntad, un desenlace. La incógnita hoy es para dónde será el desenlace: si para el Socialismo o para el fascismo. Lamentablemente, ya las salidas intermedias, las posturas socialdemócratas, no tienen holgura. ¿Qué hacer? Y esto no son críticas, son unas recomendaciones. Primero, es necesario reconocer que la política de conciliación, de diálogo, con la burguesía, no da resultado ni en la política ni en la economía. Cada día aparecen conflictos, contradicciones. Por esa vía, lo más que obtenemos es confusión en nuestras filas, dispersión, debilidad del liderazgo. Segundo hay que rectificar, ¡abandonar el campo reformista!, como señaló Fabricio. Y correr el riesgo de transitar el camino hacia el Socialismo, convocar, tener fe en que el pueblo humilde nos acompañará. El Socialismo no es sólo una declaración, es necesario tomar medidas que moralicen a la masa, que la hagan compacta, que le eleven la Conciencia del Deber Social. Las acciones de linchamiento moral y material, las vendettas, sólo mueven el molino del fascismo, son su base psíquica. Es necesario volver al espíritu de Abril y de Diciembre: el desprendimiento alrededor de una ideología, de razones sagradas… esa es la varita mágica, la esencia del Chavismo. Por último, seguimos fieles al legado original de Chávez: el Socialismo. Apoyamos al Presidente Maduro, pero siempre desde la ¡Irreverencia y la Lealtad! ¡Viva Chávez!