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El «difícil» paso de la democracia representativa a la participativa es el eje de su propuesta, sin programa ni líderes.El Partido de internet se instala en la capital gaditana.Son muchos los que creen que es algo más que un medio de comunicación o una herramienta más para difundir palabra e imágenes. Hay quienes creen su influjo revolucionario, lo ven tras la caída de dictadores, el despertar democrático del mundo árabe, el terrorismo global, la victoria electoral de Obama o el orto y el ocaso de sectores económicos enteros.
Para cuando sea posible establecer si es una plataforma de comunicación más o un cambio profundo en los hábitos de medio planeta, los que vieron su nacimiento ya habrán muerto. Se llama internet y ya tiene partido. Es parte de una plataforma de muchas siglas que dice defender otra forma de hacer política: «La democracia participativa, en vez de la representativa que es obsoleta, que nació en el siglo XIX y ya no sirve para el XXI».
Esta formación política ha llegado a Cádiz. Un enfermero de 42 años, José Antonio Jiménez Mariño es su primer representante. No tiene aspiraciones de liderazgo, «eso lo decidirán los que participen» y ni siquiera puede ofrecer un programa. «Eso sería una falta de respeto porque mi opinión es una sola y no vale ni más ni menos que todas las que participen en confeccionarlo». Porque, como reza su sede virtual, la página web que sirve de lugar de encuentro para este partido (www.partidodeinternet.es) «la participación y la democracia son la ideología».
Este Partido de Internet se ha erigido en una fuerza política con representación institucional en países como Suecia y ya araña miles de votos en Alemania, Islandia o Bélgica. En España, nació en Valencia y concurre a las municipales, con posibilidades de mínima representación en Sabadell, Vigo e incluso Sevilla. En Cádiz, acaba de llegar. Su primer portavoz está en plena fase de reuniones, difusión y captación de voluntades. En las municipales del 22 de mayo no tendrá presencia local pero «estaremos ahí a partir de las autonómicas y generales de 2012».
Admite que es difícil: «Es una transición lenta y complicada, pero irreversible, irremediable. En España, sería tan trascendental como la de 1978. Se trata de fomentar la democracia participativa, en la que cada ciudadano pueda ser consultado, escuchado... Hasta el nombre del partido cambiará si la mayoría lo decide». Jiménez Mariño admite que la idea tiene puntos débiles, matices por pulir: «Inicialmente, la participación serviría para nombrar representantes y, entonces, entraríamos en el juego de la democracia representativa, pero siempre conectado con los ciudadanos participantes. Solo en casos de emergencia, de decisiones urgentes, ese representante tomaría la decisión en nombre de los representados».
Para resumir la propuesta, el representante de PDI en Cádiz añade que «se trata de reunir a ciudadanos que no se conformen con el derecho al pataleo, con la queja. La queja sin más es infantil, una ventaja para el poder si no va acompañada de actividad, participación, alternativas».
La participación en todas las decisiones se tomaría con un particular carné de afiliado, el DNI electrónico o, en su defecto, una tarjeta identificativa de cada afiliado o, mejor dicho, participante.
Fuente: lavozdigital.es