La riqueza era el tiempo…

Publicado el 25 mayo 2021 por Salva Colecha @salcofa

Suena el despertador, las 5:15 de la mañana. Todo un laaaargo día por delante en el que cualquier atisbo de improvisación o desliz va a ser mal visto y te puede llevar derechito al infierno, Vas a zona peligrosa, lo sabes pero borras de tu mente eso de negarse a subir al coche y conducirte a esa mesa insulsa y ese trabajo que sabes que te está matando pero te paga las facturas. Maldito argumento, siempre el mismo. Inapelable.

Te levantas porque te han hecho creer que es lo correcto, ya grabado a fuego, desde los tiempos del colegio donde empezaron a darte forma para ser un hombre “de provecho”. Suena el despertador, te arrastras al baño, intentas parecer un ser humano. Un café, la careta que te obligas a vestir para aparentar lo que quizás no eres y hala, a trabajar, que hay que ganar dinero para poder gastarlo después. Esa rueda va girando, día tras día, hasta que llegará un momento en el que dejarás de ser útil y te arrinconarán como un trasto viejo, apartado, sólo, esperando a que llegue el momento de decir adiós. Puede que entonces descubras que jamás hiciste nada más que hacer ricos a los que ya lo eran, ser su herramienta de usar y tirar para mantenerse en su olimpo.

Puede que este día descubras que parecía que vivías bien pero no. Pasaste la vida sin vivirla. Te perdiste todos esos amaneceres, todos esos momentos, todas las sonrisas de tus hijos, toda esa vida que transcurrió mientras creías lo que te dijeron, que había que conseguir más y más, como fuese, al precio que fuese porque te dijeron que la felicidad estaba en él, que no había más y que el metal era lo que lo compraría todo. Jamás te diste cuenta de que el dinero lo acuñan los mismos que te lo dan para hacerte creer importante, los mismos que te meten en la cabeza que la felicidad está en poseer una tele más grande, un coche más grande, un lo que sea mas grande que tu vecino. Te hicieron creer que habías de gastar ese dinero porque así vuelve a los mismos que te lo dieron. Es una gran rueda, como el las antiguas minas de salitre de Chile en las que los trabajadores semiesclavos cobraban en fichas que debían ser gastadas en los mismos economatos de la empresa para la que trabajaban.

Piénsalo, puede que estemos viviendo en un megaeconomato y estemos enriqueciendo al mismo patrón. Cierra los ojos y piensa por un momento en que sucedería si pudiésemos romper la rueda, si pudiésemos desterrar de nuestra cabeza la frase que llevamos tatuada, aquella sentencia lapidaria de “no tengo tiempo”, puede que bien pensado si lo tengas, puede que necesitemos sacarnos esa especie de programa malware que llevamos incrustado, puede que todo esté en reorganizar nuestras prioridades y dar importancia a lo que de verdad lo merece, Puede que todos los males de esta sociedad enferma mejorasen si fuésemos capaces de “tener tiempo” para sonreir, para abrazar, para amar, para ver esa puesta de Sol con la que siempre soñaste. Puede que todo sea cuestión de aprender que la verdadera riqueza está en el tiempo, en algo que pasa y jamás vuelve.