- Marina Muñoz Cervera -
La naranja es el cítrico más conocido y difundido mundialmente, existen multitud de cultivares híbridos de esta fruta.
Por todos es conocida su riqueza en vitamina C que, como ya sabemos, se pierde rápidamente al contacto con el aire y la exposición a la luz y el calor, por ello es aconsejable consumir los zumos recién preparados.
También contiene gran cantidad de carotenoides (precursores de la vitamina A), además de precursores de la vitamina E. La C, A y E son vitaminas antioxidantes y si unimos esta acción a su contenido en luteína y zeaxantina (pigmentos antioxidantes con una acción a nivel ocular, sobre todo), vemos que esta fruta destaca por su capacidad para hacer frente a los radicales libres.
Nos aporta pequeñas cantidades de otras vitaminas, excepto la B12 y la D, y también todos los minerales.
Su consumo nos proporciona fibra y muy pequeña cantidad de grasa (sobre todo poliinsaturada) y proteína.
En cuanto a su contenido en azúcares, es variado, pues contiene glucosa, fructosa y sacarosa, en una cantidad equivalente a una cucharadita y media. No obstante, este contenido dependerá de la dulzura de la fruta, mientras más dulce, más azúcar contiene y es bueno tenerlo en cuenta a la hora edulcorar su zumo.
Una fruta como ésta, además de refrescarnos, nos llena de nutrientes que ayudaran a regular nuestro metabolismo.
Botánicamente, el naranjo dulce, que es el más común, pertenece a la familia “Rutaceae” y al género y especie “Citrus sinensis”.
Os recuerdo que las propiedades nutricionales de las frutas más comunes se encuentran dentro de la Categoria “Alimentos reguladores” de este Blog.