En las religiones, o en el Gran Arte, el humor y la risa suelen estar ausentes. Y la gente busca satisfacer esa faceta humorística, esa necesidad de reir, en las artes populares o en el desenfreno orgiástico no-religioso. Como quien busca en un affaire la satisfacción que no encuentra en su pareja: a escondidas, o con sentimientos de culpa encubiertos. Lo “serio”, lo real, está en otro lado. “La diversión será necesaria, pero no toquen la seriedad de mi religión o de mi Gran Arte. Las bromas, en un asunto serio, son pura frivolidad.”
Pero ¿Shakespeare o Mozart? Hasta en las tragedias más desgarradoras hay personajes humorísticos. En el Muy Gran Arte reaparece la risa – que de ningún modo elimina la seriedad ni la profundidad. Antes bien, libera a lo serio de la obligación de aportar todas las respuestas – y lo redime de su imposibilidad para hacerlo.
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[Juan María Solare, tren de Hannover a Bremen, 3 de agosto de 2015. Algún retoque en Bremen el 31 de diciembre de 2016. Ilustración: Happy Music, 2011, partitura gráfica de Juan María Solare]
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