Cuando pienso en la risa, algo muy ínfimo se retuerce en mis entrañas a modo de cosquilleo expectante de una emoción más intensa, la felicidad.
Quién no ha oído hablar alguna vez en su vida que la risa hace más feliz al cuerpo y al alma, te alarga la vida e infinitos beneficios más que se le atribuyen a este simple acto innato en el ser humano desde el inicio de los tiempos.
Si bien todo el mundo sabe qué es el acto de reír, vayamos a adentrarnos en cuáles son los beneficios de la risa en el campo de la medicina.
Empecemos por el principio, ¿qué es la risa? La risa se reduce a una manifestación de alegría, un acontecimiento que origina cambios transitorios en nuestra expresión facial. Como he comentado anteriormente, la risa no deja de ser una cualidad de la raza humana en respuesta a algunos estímulos concretos.
Ahora bien, ¿qué nos hace desear tanto echar unas risas? Haciendo varias búsquedas en diferentes artículos oficiales he acabado llegando a la siguiente conclusión: la risa tiene la facultad de permitirnos aliviar sentimientos y emociones que, por regla general, se encuentran bien asentados en el fondo de nuestro ser. La risa no deja de ser una vía de escape para aquellas sensaciones de tristeza que nos atormentan a lo largo de nuestro corto paso por la Tierra. En este acto tan simple, uno puede llegar a desahogarse y liberarse de todos aquellos impedimentos para alcanzar la felicidad. Además, la risa facilita respuestas fisiológicas, psicológicas y, sorprendentemente, también espirituales.
Ahondando en el contexto clínico, muchos estudios médicos demuestran que la risa posee beneficios tanto físicos como mentales.
En primer lugar, la risa es un medio muy potentado que fortalece el sistema inmunológico del cuerpo. ¿Cómo lo hace? Liberando endorfinas (hormonas de la felicidad) y adrenalina. Un dato muy curioso es que también activa la química de querer vivir, fortaleciendo mentalmente al enfermo e instándole a no rendirse y a luchar por su curación. La risa no deja de ser un mecanismo de autosupervivencia.
Como he mencionado con anterioridad, la risa facilita respuestas fisiológicas concretamente en lo que respecta a los sistemas musculo esquelético y cardiovascular, beneficiándolos en gran medida.
Todos hemos intuido alguna que otra vez que al reír nuestro estado anímico mejora considerablemente. Efectivamente, puesto que se segregan substancias en nuestro organismo que incrementan nuestra felicidad, así como potencian muchas otras propiedades con gran notoriedad.
Vamos a especificar algunas de estas sustancias que se segregan en respuesta a la risa: hay un incremento de catecolaminas (neurotransmisores) que fomentan la memoria, la creatividad, así como muchos aspectos más. También encontramos la secreción de otros neurotransmisores tales como la serotonina y dopamina, que presentan efectos antidepresivos y ansiolíticos.
Llegados a este punto, he podido concluir notablemente que la risa es un mecanismo propio de cada individuo que sirve para calmar, apaciguar o curar muchas de las aflicciones que acarreamos des del día en que empezamos a ser hasta el día en que dejamos de ser.
Con todo esto, ¿qué os quiero hacer llegar? Que atesoréis esta cualidad tan preciada que se nos fue entregada y que, sin duda alguna, nos permite vivir la vida en su totalidad. Vivirla en esencia.
Reíd. Vivid. Y sed felices.