Según la leyenda, cuando Tito Tacio atacó Roma tras el rapto de las Sabinas, la virgen vestal Tarpeya, hija de Espurio Tarpeyo, gobernador de la ciudadela de la colina Capitolina, traicionó a los romanos abriendo las puertas de la muralla.
Roca Tarpeya, en Toledo (España)
El motivo de tal traición fue su avaricia: A cambio, pretendía obtener lo que los sabinos "traían en sus brazos izquierdos"... ella no esperaba que los sabinos, no admitiendo en ningún caso la traición, a pesar de ser en su propio beneficio, en lugar de brazaletes de oro, la “obsequiaron” con golpes de sus escudos que acabaron aplastándola hasta la muerte. Otra versión, aunque con el mismo final, ofrece como móvil de Tarpeya su enamoramiento de Tito Tacio.
En la ciudad de Toledo, entre el mito y la realidad, se cuenta que los romanos impusieron sus leyes, costumbres y, según los cristianos, su pagana religión en el s. IV. Daciano ordenó poner fuera de la ley y despojar de sus bienes a los cristianos, así como proceder a la destrucción de las iglesias y quemar sus libros sagrados. A todos aquellos que no reconocieron a los dioses romanos se les condujo a las lúgubres mazmorras de la cárcel de la ciudad, situada en el peñasco hoy conocido como la Roca Tarpeya, muy cerca del Paseo del Tránsito. Los que tuvieron la desgracia de ser condenados a muerte eran lanzados, imitando a lo que se hacía en la Roca Tarpeya romana, desde el peñasco al abismo que da al río Tajo, por lo que su muerte era segura.
Fuente: http://inlingualatina.blogspot.com.es/2011/01/la-roca-tarpeya.html