El vecino poderoso que nos desprecia, desde el mismo triunfo de la Revolución cubana, ha hecho lo indecible por "cambiar el régimen" aun cometiendo genocidio contra toda una población, en una guerra no declarada de odio, mentira y perversión.
Pero, lo más reciente rebasa cualquier límite por ser en medio de la pandemia de COVID 19 y del llamado de las organizaciones mundiales a una tregua en sanciones y bloqueo.
A las más de 200 empresas, hoteles e instalaciones turísticas cubanas sancionadas por el Departamento de Estado de EEUU, en los dos últimos años, se unen siete nuevas instituciones de la isla, entre ellas la empresa financiera Fincimex, tres hoteles, dos centros internacionales de buceo, y un delfinario.
En el caso de Fincimex, es la entidad representante de Western Union en Cuba, y la más usada por los residentes cubanos en Estados Unidos para enviar remesas a sus familiares en Cuba, y cualquier persona sujeta a la jurisdicción de la nación norteña tiene prohibido realizar transacciones financieras directas con estas entidades, indicó la web Excelencias.
¿Se puede creer que Donald Trump y sus personeros, como Mike Pompeo, Marco Rubio o Mauricio Claver-Carone, estimen a los cubanos?
A la luz de cualquier ser racional y al margen de cualquier enfoque interesado, se trata de asfixiar la economía y continuar dañando a las familias cubanas. No hay otra y merece repudio, el mismo que comparte el pueblo cubano.
Mientras tanto la administración Trump sortea la pandemia del COVID 19 y una revuelta social no vista en Estados Unidos desde los años 60 del pasado siglo. La casa arde y toda la agresividad tanto interna como en las relaciones hacia otros países buscaría una hojita de parra para la cruda verdad.
Con hojita de parra y todo, Cuba continúa hacia el éxito en la contención de la pandemia y echa mano a su arsenal de resistencia para que la rodilla imperial no tenga éxito y se quebrará. A Cuba no la tendrán.