'La Roja' llega a la mesa: ensalada de remolacha

Por Aristippos

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Remolacha - Beta vulgaris Linnaeus

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Varios pensadores se han dedicado a escudriñar la conexión y el significado de varias líneas, formas y colores que ocurren en la naturaleza, a las cuales le llaman “firmas”. El médico y filósofo Cladius Galenus (129-199), mas tarde el alemán Jacob Boehme (1575-1624), a quien Georg W. F. Hegel (1770-1831) consideró como primer filósofo alemán, tanto como el médico inglés William Cole (1626-1662) analizaron muchos años las “Firmas de la Naturaleza”. Un ejemplo clásico es la nuez, que en su óptica resembla la cabeza y el cerebro humano, mientras que sus cualidades medicinales también ayudan a la cabeza y al cerebro. Esto es aún más razón para mi pensar que las muchísimas latas de remolacha que comí en mi niñez no puede haber sido lo mejor para mi sangre. Sin alguna deuda, la remolacha cruda ofrece mucho más que la que ha sido conservada, aún así que las crudas suelen darle problemas a los intestinos de vez en cuando.

Así es que fue la curiosidad y mi creatividad latente mucho más que mis memorias de la niñez, lo que me inspiró a probar diferentes posibilidades con la remolacha en su estado crudo.  Mucho más tarde llegaron otras ideas para cocinarla. También el sabor de la remolacha cocinada tiene sus cualidades que no se deben ocultar.

Aquí pues una receta (otras vendrán), que pone a la remolacha en una posición de acompañamiento importante. La receta es para unas 7 personas, pensando en porciones pequeñas que no irriten a los intestinos innecesariamente.

Una injección pequena sanguinea.

  • 2-2 remolachas crudas
  • 100 g de pinones tostados
  • 7-9 hojas de albahaca – no grandes, no muy viejas. Si son bien jóvenes, use como 15 hojitas
  • 100 g de semillas de sésame
  • unos 15 tomatitos cherry cortados en mitad o en cuartos
  • 50 ml aceite de oliva
  • 20 ml aceite de semilla de calabaza
  • 2 g café molido
  • sal y pimiento

Se raya la remolacha (como en la foto) y con los tomates se mezclan con el aceite de semillas de calabaza para que el aceite se pegue mejor. Unir las hojas de albahaca (algunas habiendo sido cortadas), los piñones y las semillas de sésamo. Después se añaden el aceite de oliva, el café, la sal y la pimienta.

¡Con pescado y patatas es fantástico!



Ensalada de Remolacha à la Aristippos

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