“Atrapa un ladrón” en Mónaco
Cuando Grace Kelly abandonó las cámaras de Hollywood y decidió casarse con Raineiro de Mónaco, la Costa Azul encontró un nuevo referente. Este pintoresco rincón del Mediterráneo pudo hacer alarde de contar con una princesa con esencia de estrella. El pequeño Principado de Mónaco sigue rindiéndole tributo a su imagen y su memoria, sentimiento que se hace presente en cada esquina de sus impecables y coloridas calles.
Grace Kelly aún era una actriz consagrada de Hollywood cuando comenzó a sentir a Mónaco como un hogar. Las románticas vistas de la carretera Grande Corniche inspiraron a la actriz durante la película Atrapa un Ladrón, dirigida por Alfred Hichcock. Mientras la actriz y Cary Grant realizaban un picnic, Mónaco se iluminaba con las nocturnas luces del verano ofreciendo una de las imágenes más imponentes de su costa.
El legado de Grace Kelly en Mónaco
El Palacio de los Príncipes de Mónaco, donde la actriz vivió durante su matrimonio con Raineiro, continúa conservando la misma esencia de aquél entonces. No resulta un dato menor si se tiene en cuenta que el palacio se mantiene en pie desde el siglo XIII.
La vereda frente a la Catedral de Mónaco contiene un letrero con la imagen de la pareja en el cual se anuncia el sitio donde Grace Kelly contrajo matrimonio con el príncipe. Sus restos descansan en su interior, acompañados por flores frescas y un dibujo a mano de ambas figuras.
El barrio de Monte Carlo, sinónimo de lujo y del nivel de vida más excéntrico de la Costa Azul, tampoco olvida aquellos momentos en los que la princesa era la figura máxima de la ciudad. Un letrero colocado al frente del hotel Fairmont de Monte Carlo recuerda la presencia de Grace Kelly en la inaguración del Hotel Loews. Este mismo sitio cuenta con una de las curvas más cerradas de la ciudad, un punto emblemático del Gran Premio de Mónaco de Fórmula 1 que se celebra cada año.