( camino de Santiago a pie )
A la entrada de un refugio de peregrinos, una caja de caudales abierta deja ver unas monedas y un billete. Sobre la tapa en una cuartilla alguien haescrito con perfecta caligrafía :" peregrino, deja lo que puedas; toma lo que necesites".
Con esta frase tan sencilla, y el anónimo comunicante a acaba de describir la abismal diferencia que separa el camino de Santiago de cualquier otra cosa, ruta senderista del globo. La hospitalidad, la tradición depositada por miles y miles de viajeros desde hace once siglos en cada pieza, cada árbol y cada rincón de la Ruta Jacobea hace de este camino al oeste, el finis terae, una experiencia única en el mundo.
La peregrinación a Santiago es su viaje y casi 800 kilómetros al interior de uno mismo, y cada cual emprende con su propio baraje y objetivos. Hay quien lo inicia por el placer que caminar; otros, por convicción religiosa o por intereses artísticos e históricos de una senda por la cual penetraron en la península las vanguardias estéticas y culturales de occidente; también es frecuente hacerlo por una promesa, o por un poquito de todo lo motivos a la vez. Por lo que ninguno de los que inician el camino, saben que en ese momento está comenzado el proceso de renovación interior que le hará cambiar el concepto de muchas cosas. Que
¿Tiene sentido la peregrinación por una ruta medieval en los Albores del siglo xxi ? Resulta obvio que la traza histórica ha desaparecido en un alto porcentaje bajo el asfalto de las carreteras o la rotulación tic tac intensiva de cultivos. Donde antes había bosques, lobos y bandidos ahora hay polígonos industriales y vehículos a motor. Pero la esencia de la vida milenaria permanece con la misma intensidad colgada de cada jorón de niebla que los bosques navarros, en cada pliegue de las colinas riojanas, el horizonte interminable de las llanuras castellanoleonesas en la uvi la oscuridad