La ruta consiste en un camino sinuoso y ascendente, que pasa por 19 volcanes de más de 6 mil metros de altura, innumerables picos, lagunas de colores rojizos y turquesas, aguas termales, escasa vegetación y animales exóticos como flamencos, burros salvajes y guanacos.
El paisaje cuasi desértico ofrece una paleta de colores y texturas interminables, que varían a medida que se avanza desde los 1500 metros de altura iniciales hasta los 4.700. El camino puede hacerse en un día en coche o en una excursión guiada que va explicando el desarrollo de la zona hace millones de años.
Desperdigados en el horizonte también se suman el Walter Penk, Nacimiento y Aguas Calientes. Los volcanes, en la antigüedad, eran considerados lugares sagrados, santuarios de altura.
A sólo 50 kilómetros puedes hospedarte en alguno de los encantadores pueblitos de Catamarca, que se caracterizan por la hospitalidad de su gente. Constituyen la puerta de entrada para descubrir los tesoros que esconden Los Seismiles.
Una de las opciones es Tinogasta; la otra Fiambalá, famoso por sus buenos vinos, por sus complejo termal y porque alberga el Museo del Hombre, con momias de más de 500 años.
En las entrañas del volcán Galán, se encuentra la laguna Diamante, un lago transparente y de enigmática composición.
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