Nuestro primer día en la capital sueca se despertaba lluvioso y oscuro, la solución era dirigirse a ver museos que teníamos pendientes en la agenda. Durante el trayecto en metro (tunelbana) pudimos comprobar como el arte forma parte también de sus estaciones.
Nuestra primera parada sería en la pequeña isla de Skeppsholmen, donde el Moderna Museet alberga una muy interesante colección de arte moderno (pintura, escultura, fotografía, instalaciones...) que va desde el famoso urinario de Duchamp, hasta las vanguardias soviéticas, pasando por Mondrian, Francis Bacon, Picasso, Cartier-Bresson, Dali y Warhol.
Destacaría la instalación del argentino Adrián Villar Rojas, titulada "Fantasma". Juzguen ustedes por las fotos tomadas, al menos no deja indiferente a nadie, al fin y al cabo, de eso se trata el arte, que no deje a nadie indiferente y provoque emociones, aunque sean más bien para evaluar la dureza del rostro del artista de turno.
Parece que el cielo se abierto y la luz se abre paso sobre el cielo escandinavo, hacia el este de Skeppsholmen, nos encontramos la contigua isla de Djugarden, tan sólo basta cruzar un puente, de los numerosos que pueblan la peculiar ciudad de Estocolmo.
Allí se encuentra Skansen, un museo al aire libre, inaugurado a finales del siglo XIX que viene a ser como una Suecia en miniatura, todo un parque temático de la historia sueca, de sus tradiciones, su artesanía y oficios, su folklore y su estilo de vida durante los últimos siglos.
Skansen agrupa alrededor de unas 150 construcciones procedentes de toda Suecia, desmontadas y luego vueltas a montar, parte por parte en su emplazamiento definitivo, dando una visión global sobre la vida en Suecia pasando desde los pobres pueblos granjeros a las ricas residencias de la nobleza. Una visita imprescindible, a pesar de que puede resultar algo artificial, resulta muy amena, durante varias horas, es como introducirse en un viaje al pasado.
Por todo esto, y por su imponente aspecto sobre la ciudad, es uno de los principales atractivos turísticos de la ciudad.
Es aquí donde por primera vez, la ruta escandinava nos ofreció un espectacular crepúsculo. No sería la última, ni mucho menos...