Se acabó lo que se daba, ponemos punto y final a nuestro periplo escandinavo, que como buen cuñado viajero, os ha estado dando la chapa durante dos meses en un ejercicio de "cuñadismo extremo". Porque para que lo vamos a negar, es muy de cuñados hacer una crónica de viajes a través de tu web. De hecho internet está plagado de cuñados viajeros que te recomiendan sitios baratos donde ir y alejados de circuitos poco habituales...
Castillo de Uppsala
Domkyrkan, desde la fortaleza del castillo
Atraaaás!!
Los más antiguos e impresionantes son los tres enomes túmulos, cuenta la leyenda que en ellos están enterrados tres reyes vikingos. El asentamiento ha sido siempre objeto de especulaciones. Cuando alrededor del 1090 llegó el cristianismo, Thor, Odín y el resto de dioses vikingos al que rendían tributo en estos asentamientos comenzaron a desvanecerse, el arzobispo de Uppsala construyó una iglesia en la zona para olvidar definitivamente a los antiguos dioses.
Nuestra cita con la ciudad de Uppsala, toca a su fin visitando el Museo Gustaviano, que más bien parecía la exposición Cuarto Milenio de Iker Jiménez, todo un gabinete de curiosidades donde las haya, recompensa a los que aprecian los objetos extraños. Sus estanterías están repletas de pájaros, criaturas marinas, caimanes disecados, astrolabios y momias humanas. Cabe destacar su vertiginoso Teatro Anatómico, donde se diseccionaba a los delincuentes para gozo y disfrute de los alumnos forenses de la época. Digno de un capítulo de The Knick.
Y hasta aquí llegó nuestro viaje, cerramos maletas a duras penas para regresar al hogar, disfrutable también para recopilar fotografías y experiencias vividas, dejamos atrás paisajes y atardeceres inolvidables, ahora desde la distancia en tiempo y espacio, escribo estas últimas palabras de La Ruta Escandinava.
Las maletas esperan ya ansiosas a ver nuevos lugares. Esperemos...
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