Miyajima es una isla declarada Patrimonio de la Humanidad con una naturaleza exuberante, ciervos enviados por los dioses que se mezclan en paz con los transeúntes y tesoros como el santuario sintoísta de Itsukushima y, algo más allá en la montaña, un complejo budista de la secta Shingon fundado por uno de los personajes más célebres de la historia japonesa, el monje Kukai.
Pernoctamos en la ciudad de Hiroshima esa noche, al día siguiente nos esperaba de nuevo Tokio para emprender el largo viaje de vuelta, nos quedaban otras 24 horas para despedirnos del mágico país nipón. Enviar por correo electrónicoEscribe un blogCompartir con TwitterCompartir con Facebook