Revista Cine

“La sal de la tierra”: Un viaje al corazón del hombre

Publicado el 06 noviembre 2014 por La Mirada De Ulises

[8/10]   Impresionante, hermosa, desoladora, humanista… son algunos de los calificativos que merece “La sal de la tierra”, documental firmado por Wim Wenders y Juliano Ribeiro Salgado en torno a la vida y obra del padre de este último, el fotógrafo Sebastião Salgado. La película ganó en Cannes el premio Un Certain Regarde y llega avalada por crítica y público, que ha respondido tanto a la calidad artística de la propuesta como a la realidad que muestran unas imágenes en blanco y negro, que responden a la perfección a esa visión dualista del hombre y del mundo que el fotógrafo ha fraguado en sus viajes por todo el planeta.

La sal de la tierra 2

Que la fotografía sea extraordinaria y recoja tantas experiencias adquiridas durante medio siglo no sorprende, porque la materia prima de Sebastião Salgado es de primer orden. Que la secuencia de imágenes y su montaje nos hablen de una mirada discreta, comprensiva y contemplativa tampoco llama la atención porque todos conocemos la capacidad de Wim Wenders para dotar a la imagen de contenido. Que detrás del documental se descubra un alma rota y recompuesta, un espíritu desesperado y renacido… eso sí supone la guinda a un trabajo que habla al espectador para emocionarle y hacerle pensar sobre el mundo que estamos construyendo. La sal de la tierra es la persona, y Sebastião Salgado entiende la fotografía como el dibujo realizado con la luz: con estas dos máximas, Wenders y Salgado Jr. pintan un cuadro tenebrista, sobrecogedor en unos momentos y luminoso en otros, con claroscuros que invaden la faz de la tierra y que concluyen con una llamada a la responsabilidad.

La sal de la tierra 1

Cada proyecto y álbum fotográfico nace y crece impregnado de un sentimiento de búsqueda, y si los viajes por Etiopía, Congo o Ruanda nos dejan sin aliento al ver las consecuencias devastadoras del hambre y la sequía, de la guerra y la barbarie, los que se realizan a la Guerra de los Balcanes o del Golfo nos dejan sin palabras porque los protagonistas son occidentales pudientes y civilizados de los que habría esperar otra cosa. De esta manera, Sebastião Salgado rompe su cámara y se hunde en la desesperación porque ha visitado el corazón de la oscuridad, y no puede más. Afortunadamente, la vida tiene sus ciclos y por eso, junto a su mujer Lélia, se retira a su Brasil natal para buscar en la Naturaleza una bocanada de aire limpio y de optimismo: la fotografía social y humana deja paso a la de paisajes y animales, en un reto también artístico que se concreta en su proyecto “Génesis” y en el Instituto Terra para la reforestación del valle en que había criado: su viaje ahora ha sido al corazón de la luz.

La sal de la tierra 3

Como decíamos, el espectador asiste impávido a la muerte y la violencia, y tiene ganas de gritar y llorar porque en esa tarea destructiva el hombre es el protagonista. Pero también contempla cómo la vida se abre paso, poco a poco y sin hacer ruido, y entonces entiende la Tierra como un todo solidario de cuantos la pueblan, y se abre una rendija de esperanza entre la negritud. Dejando al margen un evolucionismo y ecologismo quizá un tanto radical, obviando también la ausencia de alguna referencia trascendente -necesaria cuando se habla de la existencia y se plantean cuestiones fundamentales-, la película es un ejemplo de humanismo que mira a la persona como individuo moral, una gozosa experiencia para la vista y los sentidos, una inquietante paradoja para la razón y una necesaria interpelación para la conciencia.

Calificación: 8/10

Imagen de previsualización de YouTube

En las imágenes: Fotogramas de “La sal de la Tierra” (The salt of the Earth, 2014); película distribuida en España por Caramel Films © 2014. Todos los derechos reservados.

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Publicado el 6 noviembre, 2014 | Categoría: 8/10, Año 2014, Brasil, Críticas, Documental, Francia

Etiquetas: fotografía, guerra, hombre, Juliano Ribeiro Salgado, La sal de la tierra, Naturaleza, Sebastião Salgado, Wim Wenders


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