Os tiene miedo. Cree que os quiero más que a ella y... y además vosotras soys todo lo que ella no es. Le desconcierta que estéis medio locas. Esa forma vuestrade ser tan divertida, tan libre...creo que está acomplejada. Le parece que para vosotras la vida es un gran patio de recreo
Esta es la segunda novela que leo de esta autora francesa, que se está haciendo un hueco en mis lecturas por su forma de narrar, por sus personajes tan cercanos y tan normales que los podríamos encontrar en cualquier esquina y como no en cualquier familia. La sal de la vida es una novela corta con guiño de relato, con muchos conatos de humor que podrían convertirla en una novela cómica. Se lee con una gran sonrisa en la boca y con gestos de complicidad.
Es sobretodo y ante todo una novela de hermanos y de relaciones entre ellos, que me ha recordado en muchas ocasiones la relación que tengo con mis hermanas y mis cuñados, por suerte nosotras no somos cuatro, mi padre se paró en la tercera chica, salió muy brava y en muchas ocasiones he visto a mi hermana pequeña reflejada en Garance, la narradora de esta experiencia, de esta travesura protagonizada por adultos que durante un fin de semana vuelven a la añorada niñez, lejos de las ataduras de sus vidas actuales y del alejamiento que ha marcado la tónica en estos últimos años.
Mi cuñado es también un tanto bromista, al igual que mi marido, cuando nos reunimos en muchas ocasiones saltan pequeñas chispas, pero estas son de las buenas, son pequeñas bullas que terminamos riendo a muchas voces porque a veces participan hasta mis primas. Como habréis comprobado es una familia con muchas mujeres, solo tengo un primo carnal y como no los maridos de mis primas que no suelen acabar de encajar en ese pequeño pique, pero ya tendrán tiempo de hacerlo. En muchas ocasiones las rencillas de Lola y Garance con su cuñada Carine me ha recordado a muchas de nuestras reuniones familiares, pero claro nosotros en plan de broma y sabemos que por ahí van los tiros. No pude evitar mantener una sonrisa muy grande durante todo el tiempo que duró el viaje hasta la boda, que cruz para la pobre Carine...
La verdad es que no he dejado de ver similitudes en este aspecto con Post data te quiero, allí el hermano mayor también es un dechado de virtudes, no es tan querido como en la sal de la vida, pero también esta casado con una persona muy al estilo Carine, a mi se me atravesó mucho el personaje en Post data te quiero y sin embargo el de Carine me dejó indiferente o bien es que me situé en el bando de las hermanas que pretenden pasar un buen rato a costa del sufrimiento de la cuñada.
Los personajes están bastante estereotipados, de ahí que sean fácilmente reconocibles e identificables, el hermano mayor, buen estudiante, buena persona, un heroe para sus hermanos. Lola la típica hermana que parece feliz hasta que su vida se destapa y resulta que era todo lo contrario, una persona agobiada por sus obligaciones... Garance la típica chica que no tiene suerte en el amor y vive una vida desordenada con muchas salidas nocturnas y muchos hombres en su vida y el hermano pequeño bohemio...
La novela empieza con un viaje que hacen los hermanos a la boda de un primo, a ninguno parece entusiasmarle mucho la idea, pero les seduce estar juntos después de tanto tiempo. Durante el viaje de ida los continuos piques de Carine Y Garance van agriando el carácter de Simón, aunque su humor mejora cuando su hermana Lola le pide que la recoja en una estación de tren. Aquello supera a Carine que no entiende porque su marido tiene que hacer eso por sus hermanas. Al llegar a la boda Simón se siente liberado de tanta tensión y al mismo tiempo se deshincha al saber que su hermano pequeño no asistirá.
Aunque no es propio de él, convencerá a sus hermanas para saltarse una boda que promete ser un aburrimiento y trasladarse unos quilómetros más adelante para visitar a su hermano, que vive en un castillo. Quizás esta ha sido la parte que menos me ha gustado, y me refiero a la vida de Vincent porque la he visto un poco traída por los pelos, no hay quien se la crea, aunque a veces la ficción supera a la realidad. Entre los cuatro le roban un pedazo de niñez a esa vida de adulto que no siempre les resulta satisfactoria y que ha ido alejándolos cada día un poquito más.
Las complicidades entre los hermanos me han llenado de ternura, y sobre todo me han hecho reflexionar sobre lo muy afortunada que soy al contar con esas personas incondicionales que son mis hermanas. A pesar de las complicaciones de los embarazos, me decidí a tener a mi segundo hijo porque quería que al menos mi hijo mayor pudiera disfrutar de lo mismo que yo, y ahora cuando los veo aunque sea pelear siento que tome la decisión correcta.
El estilo de Anna Gavalda, muy directo y con muchos diálogos hace que sea un placer sumergirte entre sus letras, la narración en primera persona también aporta verosimilitud y calidez al relato, esta autora me parece una gran retratista de la realidad, por eso conecta tan bien con el publico. Sus historias son un balón de oxigeno para estas vidas que llevamos llenas de sinsabores y como la de los personajes no siempre las apariencias se acercan a la realidad, me sorprendió Simón, parece que soporta a su mujer tanto como sus hermanas y sin embargo al final la defiende con unos argumentos sólidos que te hacen incluso sentir simpatía por ese ser que se siente inferior solo porque su sentido del humor no está a la altura de sus cuñadas ni puede tener tanto feeling con ellas como el que se profesan las dos hermanas. Sólo tengo una queja para los editores españoles y se sitúa en la manía que tienen de cambiar los títulos de los libros, prefiero el que tenía en francés L' Échapée belle, puesto que esta más en consonancia con lo que narra este relato.
Lo que estabamos viviendo, y los cuatro nos dabamos perfecta cuenta de ello, era una pizquita de felicidad robada. Una tregua, un paréntesis, un instante de gracia. Unas pocas horas sisadas a los demás...