La salida de la crisis, la pobreza y la exclusión social

Es complicado creer que ya se ve la salida de la crisis cuando, según un informe elaborado por Cáritas y tomando como referencia el periodo comprendido entre 2007 y 2013, la pobreza severa afecta ya, al finalizar el año 2013, a alrededor de 3 millones de personas, entendiendo como pobreza severa tener que vivir con menos de 307 euros mensuales. Según esto, la tasa de pobres duplica la de 2007, con un porcentaje del 6,4 % de la población. Como contrapunto a este demoledor dato, nos encontramos con que en el mismo periodo, el número de milllonarios en España creció un 13 por ciento.

Los datos que arroja el informe de Cáritas son realmente esclarecedores y reflejan la dureza de la realidad social de un país que ha perdido mucho tiempo en especulaciones y en negocios que han causado múltiples beneficios para una minoría y la auténtica ruina para el resto. Estas cifras hacen que sea muy difícil pensar que estamos saliendo de la crisis y que ya hemos dejado atrás la recesión que nos ha estado azotando duramente todos estos años, como nos repiten una y otra vez hasta la saciedad esos tipejos encorbatados que se hacen llamar gobernantes.

Desde luego, el futuro de esos tres millones de pobres, y de otros más, que están a punto de serlo, no tiene nada de esperanzador si tenemos en cuenta que no se ha resuelto ni uno sólo de los problemas que ocasionaron el desplome del estado de bienestar: no ha bajado el paro, se ha multiplicado la deuda pública sin que haya habido ninguna búsqueda de soluciones alternativas y la economía -la de verdad, la de la gente, los comerciantes, tec., no la de las grandes empresas- sigue por los suelos; pero, además, las políticas austeras que se han implantado han causado otros: subidas masivas de impuestos, pérdida de derechos laborales y sociales, recortes en educación y sanidad, desahucios, etc., lo que ha llevado a mucha gente a una situación de exclusión social que nada tiene que ver con esa famosa salida de la crisis, entre los más castigados están los jubilados con pensiones bajas, los parados de larga duración y los enfermos dependientes, a quienes ha despojado de toda dignidad humana y para quienes el futuro es ciertamente dramático.

Teniendo en cuenta los daños que no han sido reparados y los que han causado, la legitimidad de nuestros políticos, sus decisiones y actuaciones políticas viene dada desde el poder económico y financiero sin ninguna concesión al ciudadano, que ve cómo su indefensión se convierte también en su desesperación

La consecuencia inmediata de este proceder es que el actual sistema democrático carece de credibilidad pues ya no confían en él los ciudadanos, está agotado socialmente, por lo que la convivencia dentro de los términos actuales es ya imposible y, por supuesto la salida de la crisis también.

Visto lo visto y teniendo en cuenta la poca capacidad de organización social que hay en España, sumado a la falta de claridad de ideas de y endeblez de proyecto de lo poco nuevo que va surgiendo en política, las únicas salidas de la crisis que tenemos son por tren, por barco o por avión.