La salida del laberinto

Publicado el 13 diciembre 2019 por Carlosgu82

Comenzó otro día como cualquier otro. Andrea saludó y agradeció un nuevo amanecer porque era desagradecida por naturaleza, era desagradecida de nacimiento y no quería ser una malnacida.
Así que con estrella o estrellada. Por h o por b. Gracias a Dios o gracias al ángel caído se dispuso a comenzar su rutina. El libro estaba encima de su mesita de noche y pronto se vería con otra de sus sempiternas mini-faldas, sus carnosos labios pintados de un rojo provocador y leyendo en uno de los bancos de El Retiro en Madrid.

Así empieza este cuento porque no es más que cuento igual que todo lo que sigue.

Andrea va subiendo la Cuesta de Moyano, paso tras paso, acompasados con los trinos mañaneros de los pájaros, con la suave melodía de las ramas de los árboles mecidos por la brisa, sus zapatos de tacón de aguja, paso tras paso: toc, toc, toc y los gorriones: pío, pío, pío y la danza arbolada: bissss, bissss, bissss…. A continuación todo pasa muy deprisa. Se dispone a cruzar la calle «Dios mío! No frena!» Un grito ensordecedor deja mudos a un montón de transeúntes que empiezan a arremolinarse alrededor de Andrea. Su corazón palpita como palomitas de maíz en una sartén. Después un manto de silencio.
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Andrea se encuentra como todas las mañanas sentada en un banco de El Retiro leyendo su libro. Recuerda lo ocurrido pero intenta no darle importancia o como suelen escribir los psiquiatras en sus informes: «minimizar». «Debe haber sido una alucinación. Mi obsesión con la muerte. Mis impulsos de suicidio. A sido solo un delirio» y continúa leyendo después de rezar un padre nuestro como le aconseja su madre que haga cuando le traiciona la mente. Un hombre se sienta a su lado. Por el rabillo del ojo Andrea observa que se trata de un hombre de avanzada edad que no deja de mirarle las piernas. Le siente acercarse a ella. Andrea se siente cada vez más molesta, intimidada. El colmo es cuando el viejo posa una de sus manos sobre su muslo desnudo y va subiendo. Andrea pega un respingo y chilla:

– Qué hace?! Imbécil, hijo de puta!

El hombre parece desconcertado, da media vuelta y se marcha. A los pocos pasos Andrea vuelve a chillar:

– Eh!

El anciano se vuelve y Andrea le pega un tiro en la frente con un revólver que se apresura a guardar de nuevo en su bolso. El hombre cae al suelo como un bolo y un charco de sangre no tarda en coronarle la cabeza como si se tratase de un angelito. Mucha gente asustada es testigo de la trágica escena pero nadie se fija en Andrea, que pasa desapercibida, solo como una ciudadana más con su mini-falda, sus tacones de aguja y sus deliciosos labios cereza. Se marcha tan tranquila, con el libro en la mano. «Que otros se ocupen del asunto» piensa y a continuación se enciende un cigarrillo. A su mente solo acude la palabra muerte como si se tratase de un mantra «muerte, muerte,muerte» y la imagen del muerto, tendido en el suelo y la sangre tan roja como sus propios labios. «Estúpidos, hijos de puta, imbéciles. Solo pretenden hacerme la vida imposible. Van a morir ellos no yo. Ya era hora de darle la vuelta a la tortilla». Entonces, deliberadamente, tira el cigarrillo al césped de El Retiro y sale corriendo mientras ríe a carcajada limpia y piensa «ya era hora de darle la vuelta a la tortilla». Tras ella el fuego no tarda en extenderse y cuando se encuentra cerca de la plaza de Mariano de Cavia se pregunta cuántos cadáveres espantosamente hermosos habrá dejado la encantadora Andrea, es decir, ella misma. Tan encantadora pero con un cruel defecto. Como dice su psiquiatra «en fin, nadie es perfecto» y reza un padre nuestro mientras escucha sirenas de bomberos porque quiere creer que le ha traicionado la mente otra vez. Su obsesión con la muerte, sus impulsos suicidas. «No» se dice «yo no soy ninguna asesina pirómana». Pero continúa corriendo y riendo a carcajada limpia, dando palmas con sus sucias manos que contaminan la alegría del incipiente estío y abrasan el frescor de la hierba, el murmullo de la fuente. Una niña la señala y se ríe mientras le dice a su madre:

– Mira mamá, esa mujer está loca.

«Será hija de puta la renacuaja deslenguada» piensa inmediatamente Andrea y entonces un impulso, como un resorte, hace disparar su mente. Se da la vuelta y coge a la rubia niña por el cuello deseosa de estrangularla. La madre chilla, pide auxilio, Andrea sigue apretando el frágil y delicado cuello de la niña cuya palidez comienza a tornarse amapola.

– Socorro! Ayuda! – Sigue chillando desesperadamente la madre.

De pronto Andrea despierta, se encuentra turbada, desorientada pero se da cuenta de que se halla en la cama de un hospital y en una butaca, junto a ella, su hermana Nely que, con una felicidad desmesurada, llama rápidamente a la enfermera. Cuando esta llega, Andrea se incorpora, el llanto nubla su mirada y agitando las manos exclama:

– Dios mío! He matado a un hombre, he provocado un incendio y he estrangulado a una niña!

A lo que la doctora con una bondadosa sonrisa niega con la cabeza y le dice:

– Lleva usted dos días en coma a causa de un accidente. Fue atropellada.por un coche mientras se dirigía a El Retiro. Como padece Esquizofrenia puede que haya sufrido delirios mientras estaba en coma pero ya se halla fuera de peligro. Esperen un momento a que la psiquiatra haga el informe y pueden marcharse a casa.

Nely y Andrea se abrazan aliviadas.

– Gracias, hermana – Dice Andrea.
– Gracias a ti, sabes que te quiero – Contesta Nely.

Después le entrega un periódico que tenía encima de una mesita.

– Quédatelo si quieres. Como sé que te gusta leer y mantenerte informada… Yo ya lo he leído – Le dice Nely.
– Gracias, hermana – Vuelve a repetir Andrea y vuelven a abrazarse.

Una vez llegan a casa Andrea se sienta en el sillón y ojea el periódico mientras su madre hace la comida. Lee los titulares y alguna noticia sobre política o sociedad pero al llegar a la sección de sucesos una noticia llama poderosamente su atención. La noticia relata:

» Un hombre de 65 años es asesinado de un disparo en la frente mientras paseaba tranquilamente por El Retiro de Madrid a las doce de la mañana…………….. Tras unos minutos El Retiro arde en un incendio provocado por un cigarrillo. Por suerte, los servicios de bomberos no tardan en acudir y solo queda dañada una pequeña zona cercana al Palacio de Cristal………… Fuentes policiales advierten que sospechan que ambos sucesos han sido provocados por la misma persona que comete un tercer delito: intentar ahogar a una niña de 6 años cerca de la plaza de Mariano de Cavia. Gracias a la rapidez de la madre en llamar a los servicios de emergencia la niña pudo ser salvada ya que la malhechora huyó antes de estrangularla a la niña………….. Fuentes policiales barajan la posibilidad de que la autora de los hechos sea una enferma mental que hace meses no acude a sus citas psiquiátricas………… La mencionada se halla en búsqueda y captura»

– Mamá! – Chilla Andrea con desesperación.
– Qué quieres, cariño? – Contesta la madre desde la cocina.
– A cuánto estamos hoy?
– A 24 de Junio, cariño.

Andrea mira la fecha del periódico. Data del 22 de Junio.