La salud mental: un bien muy preciado

Por Somospsico

Hoy quisiéramos dedicar un artículo especial en relación al Día Mundial de la Salud Mental, el cual se celebra cada 10 de Octubre en apoyo a todas aquellas personas que padecen algún tipo de trastorno y que requieren atención psicológica. Desde aquí nos gustaría solidarizarnos profundamente con ellas, animándolas en esa dura lucha por encontrar la armonía en sus vidas.

Tal y como comentamos en uno de nuestros anteriores escritos, estar sano no es tarea fácil. Es más, si hay alguien que cree estar sano al 100% es que sin duda ha pasado algo por alto.

Para contemplar la salud como un todo, sin duda resulta esencial considerar aquellos aspectos que constituyen nuestro psiquismo. De nada sirve centrarnos tan sólo en aspectos médicos, sin considerar, por ejemplo, nuestros hábitos o nuestra forma de entender la vida.

Por mencionar algunos casos, un dolor de cabeza no sale así por que sí, sino que puede deberse, por ejemplo, a un descanso inadecuado la noche anterior a causa de problemas en el trabajo. Un fuerte dolor en el pecho no tiene por qué ser un infarto, sino simplemente una respuesta de ansiedad que se produce cuando nuestro organismo está al límite. Y, finalmente, y por sorprendente que parezca, una ceguera temporal no ha de requerir ningún daño en el sistema de visión, puede deberse incluso a conflictos psicológicos graves.

Como vemos, nuestra mente y su complejidad merecen nuestro mayor respeto y comprensión, y más aún aquellas personas que sufren por padecer algún problema en relación a ella. Cada vez son más las personas catalogadas de “enfermas mentales”, y no por ello han de ser rechazadas ni estigmatizadas, sino más bien apoyadas y entendidas.

Siempre hay un camino para mejorar, incluso en los trastornos más crónicos. La superación personal y las ganas de crecer son dos aspectos que nunca deberíamos dejar de lado. Por lo tanto, tanto los profesionales como los que no lo son, tenemos mucho trabajo que hacer para lograr que la vida de estas personas que lo están pasando mal sea lo más positiva posible, centrándonos en guiar su recuperación o, al menos, en no desviarla aún más a causa de nuestro desprecio.