“La sangre. Y es que la sangre todo lo tapa. Una vez más. Como el colesterol , bueno y malo, hay dos tauromaquias, la salvaje y la artística, la buena y la mala. La salvaje se hace casi siempre fuera de las plazas de toros y atrae mucho a los carroñas. Los buitres siempre están ahí para filmar, contar, escribir, en definitiva para presentar tanto la parte negra. Y la otra está en las plazas, artística, pero dura. Y se subdivide en dos, las dos sangrientas, una mucho menos que otra, las dos arriesgadas, las dos imprevisibles. La de las ganaderías dulces, en lo que un toro lo pueda ser, y la de las alimañas. Las de las vacadas de horchata, los guirlaches que se decía antes, y las duras que se comen a los toreros, con peligro, con barrabases, con riesgo, sordo, abierto, tremendo, irrespirable. Y aquí se llevan más cornadas. Y la sangre de unos cuantos tapa todo el toreo. Cubre los timos, los espectáculos de caraduras, los aburrimientos, los afeitados, los light…La sangre lo tapa todo.”
Del artículo de Ricardo Díaz Manresa; “La sangre lo tapa todo y…”, publicado en AvanceTaurino