Luego de la recuperación del hackerismo indómito, retomo mis crónicas sobre los libros que voy leyendo en este año.
Para cerrar el círculo de los trhillers peruanos, reservé para el final el libro de mi amigo Alonso Cueto, tal vez el más prolijo de lo que va el año.
Ahí les va la sinopsis del libro.-
Alonso Cueto ha escrito una vibrante novela sobre los deseos bajo la premisa de que toda búsqueda emocional es también una narración policial. En este caso, la detective se llama Sonia y los interrogatorios ocurren en una ciudad violenta en la que el amor puede ser una mercancía liquidada al mejor postor, o también, un fantasma que nunca deja de husmear en las habitaciones de la memoria.
Buscar el amor en una ciudad de ciertas clases y costumbres puede ser un ejercicio cruel. En su gimnasia erótica habitual, Gustavo esperaba encontrar todo menos la felicidad en una amante. Lali, su esposa, puede tolerar ciertas aventuras siempre y cuando no quiebren la rutina marital de una pareja de alta sociedad.
Mientras cada uno de ellos hace las apuestas necesarias para conseguir lo que anhela, les será inevitable transgredir la tenue línea que divide la felicidad de la desgracia, como un recordatorio de que ceder a las exigencias de nuestra personalidad es también una manera de configurar nuestro destino.
Ahora, mi humilde opinión.
A Cueto le leo todo. Su buena práctica de novelas no tan extensas se acomoda a mis tiempos de lectura. Vale por eso. Con respecto al contenido de esta, pues no me dejó tan convencido como en sus obras anteriores. Tal vez un poco más de intriga hubiera sido lo ideal.
Dew todas maneras, fue ameno y cómodo acompañarse de esta obra. Es recomendable.