Hacía tanto que no venía por aquí que me ha costado encontrar la llave para entrar. Para mi sorpresa, una vez que he retirado las telarañas y he soplado un poco para quitar el polvo sobre mis viejos artículos, he descubierto que todavía algún despistado se da una vuelta por aquí de vez en cuando, como el cliente nostálgico que aún visita ese bar de carretera al que una nueva autopista dejó hace años sin tráfico en su caja registradora.
Mi visita de hoy es obligada, porque aquí nació buena parte de esta novela que publiqué hace casi cuatro años, y que ya les anuncié en su momento a través de este blog. Ahora, una vez extinguido el contrato con la editorial, por llamarla de alguna manera, me he atrevido a reeditarla con portada renovada y texto y precios revisados (en el segundo caso, muy a la baja; en el primero, confío en que al alza), una tarea que, créanme, puede ser una experiencia llena de sorpresas y altibajos.
Como lo es también publicar y dar a conocer tu trabajo entre tus amistades y más allá. En todos los casos he aprendido algo. También para eso valen los libros.
Una vez más quiero agradecer el cariño e interés de toda la gente que se ha asomado a Padre Ocejón y ha recorrido sus páginas, igual que los protagonistas de esta humilde historia caminaron por su ladera en pos de sus ideales y de sí mismos. Con esta segunda edición he pretendido hacerme perdonar el abusivo precio anterior que impuso la editorial y prolongar así la vida a unos personajes que me siguen acompañando.
La podéis encontrar y adquirir aquí, tanto en formato papel y como libro electrónico.