La segunda vida de Viola Wither - Stella Gibbons

Publicado el 28 octubre 2013 por Rusta @RustaDevoradora

Edición: Impedimenta, 2013 (publicado por primera vez en 1938) Páginas: 464 ISBN: 9788415578024 Precio: 22,75 € (e-book: 10,99 €) Cuando hablamos de libros, tenemos tendencia a polarizar entre la alta literatura y las novelas de consumo fácil (con Dan Brown a la cabeza), como si en el medio no existiera una amplia escala de niveles en la que sospecho que nos movemos la mayoría de lectores asiduos, un término medio compuesto por libros de lectura asequible pero con mucha más sustancia que los best-sellers de hoy en día. La segunda vida de Viola Wither (1938), la recuperación con la que la editorial celebra su primer centenario de títulos, me parece un buen ejemplo de ello. Hija de un médico con tendencia a mostrarse violento con su esposa y las mujeres en general, Stella Gibbons (Londres, 1902-1989) creció marcada por esta infancia difícil, recibió la educación femenina propia de la época y más tarde estudió Periodismo. Su obra más importante, La hija de Robert Poste (1932), obtuvo un éxito inmediato, y lo mismo ocurrió con su reciente traducción al castellano, que la convirtió en la novela más vendida de la joven Impedimenta. A grandes rasgos, La segunda vida de Viola Wither se puede considerar una comedia romántica inglesa. Narra la llegada de Viola a casa de sus suegros, The Eagles, donde se ve obligada a vivir por problemas económicos. La personalidad ingenua y apocada de la protagonista contrasta con la del señor Wither, un hombre brusco y malcarado (probablemente inspirado en el progenitor de la autora) que detesta todo lo relacionado con el universo femenino. Aun así, hay alguien que mantiene la ilusión en Viola: Victor Springs, el soltero más codiciado de la zona, con el que tiene la oportunidad de coincidir en algún baile. Si este fuera el argumento de una novela de chick-lit actual, sería fácil predecir cómo se llevará a cabo el desarrollo, pero ya os he advertido que las habilidades de Gibbons están muy por encima de la literatura comercial de hoy en día. Por eso, aunque se trate de una comedia romántica, ese género que se asocia con lo ligero e intrascendente, en el fondo tiene más interés del que se aprecia a simple vista. La novela arranca con una escena familiar en casa de los Wither, unas pocas páginas que bastaron para atraparme por completo incluso antes de la aparición de la protagonista. Los tintes románticos y costumbristas, herencia de Jane Austen, están presentes en toda la novela y dotan de interés una historia que no se limita al manido romance sino que también explora las relaciones familiares y la capacidad de adaptación a las nuevas circunstancias, tanto en la protagonista como en algunas secundarias. Los personajes, aunque no dejan de ser clichés, están bastante bien perfilados y cumplen con su cometido en la obra. No obstante, lo que de verdad enriquece esa base de comedia romántica es la capacidad de la autora para desarrollar las escenas, con unos diálogos inteligentes y chispeantes que se leen con una sonrisa. La escritura de Gibbons desprende buen humor y energía, una ironía fina que no está reñida con la crítica social en la descripción de las fiestas y la caricatura de algunos personajes. Además, no todo gira alrededor de esta particular versión del cuento de la Cenicienta: Gibbons también plasma con pericia una imagen moderna de la mujer, sobre todo en dos personajes secundarios: Hetty, la prima de Victor Springs, una chica que no encaja en lo que la buena sociedad espera de una dama; y Tina, la cuñada de Viola, una solterona que se enamora de un hombre más joven que ella y, para más inri, de clase humilde. Es en estos temas donde más me ha sorprendido, porque demuestra que es capaz de armar una novela con tramas secundarias de relevancia (en algunos momentos Tina adquiere más protagonismo que la propia Viola) y lo hace con sabiduría, eligiendo asuntos que invitan a la reflexión pese a estar camuflados por la cortina del humor fino. Cuando comparo los retratos psicológicos de estos personajes con el rol de la mujer en buena parte de la novela romántica y erótica actual —cargada de los peores estereotipos—, tengo la sensación de que la lectura de La segunda vida de Viola Wither sigue resultando vigente y muy recomendable.

Stella Gibbons

En definitiva, estamos ante una novela de factura clásica, escrita con una narración agradable y fácil de leer, con diálogos ingeniosos y unos personajes por los que no cuesta nada sentir empatía (sobre todo los femeninos). Como buena comedia romántica, en algunos aspectos es predecible, pero no importa porque lo fundamental está en el camino que toma Gibbons para llevarnos hacia ese desenlace, un camino eficaz, agudo y lleno de guiños cómicos que en ningún momento pierde ritmo. Cumple perfectamente los requisitos que he enunciado al comienzo: entretiene y divierte sin ser una simple novela de usar y tirar. Creo que puede gustar a mucha gente, así que os animo encarecidamente a descubrir la historia de Viola y compañía. Enlace de interés: Artículo de Robert Saladrigas en La Vanguardia sobre las diferencias entre Stella Gibbons, heredera de la tradición inglesa decimonónica, y su contemporánea Virginia Woolf, la gran renovadora de las reglas de la novela.