Batista parece un disco grabado. Explica una y otra vez que su plan de juego, en caso de ser confirmado como seleccionador (una ilusión cada vez más corpórea), tiene como objetivo jugar como la campeona del mundo España, teniendo la posesión de la pelota para atacar y protegerse, con un trabajo de construcción paciente que empiece con la salida limpia de la pelota y no se saltee a la mitad de la cancha. Quiere emular los principios del Barcelona, que tan bien le sientan a Lionel Messi. En las antípodas de lo que se vio con Maradona en el Mundial, con un equipo que tenía mínima elaboración, apenas se detenía en un medio de poca inventiva y se basaba en los estiletazos inspirados de los tres delanteros.
El discurso es apetecible, al menos en las palabras. Contra la tibia Irlanda se vio un ensayo primitivo, con apenas unas horas de práctica, y la intención estuvo, aunque, más allá de tener la pelota durante gran parte de partido, no se vio gran parecido con España. Hubo abuso de la horizontalidad y poca profundidad para lastimar a un rival limitado que apenas miraba de reojo. Tener la pelota por sólo tenerla no sirve, se necesita una cuota de agresividad y atrevimiento para penetrar, para que la circulación no sea inane. Hay que repetir que los jugadores apenas se juntaron unas hora antes, procedentes de las pretemporadas -lo que significa poco ritmo en la mayoría- con sus respectivos clubes.
A gran parte del público le entusiasma la idea propuesta por un Batista que, no olvidemos, está en plena campaña. Messi ya le dio su voto de fe con su reiterado speech “Me siento cómodo con este esquema, porque es como el del Barcelona”. Pero la gran cuestión radica en si realmente podemos jugar como España, contra rivales de envergadura y no simples partenaires. ¿Tenemos jugadores preparados técnicamente para sostener un ritmo como el de España, de manejo, control y, además, poder ofensivo para desenvolver ese estilo español?
Hagamos una rápida inspección sector por sector. En el fondo no tenemos muchas piezas que puedan darle una salida demasiada ordenada al balón. Quien más sabe del asunto es Gabriel Milito, miembro del propio Pep Team. Sacando a Zanetti, que a Brasil 2014 va a tener 40 años, no hay laterales confiables de elite; recordemos que incluso el propio Pupi fue cuestionado más de una vez. En el medio, tenemos jugadores capaces de darle buen destino a la pelota, pero para hacer lo que desarrolla España, se necesita que también puedan lanzarse con peligro, como Xavi e Iniesta. Gago y Banega, volantes centrales de origen, por más que se los quiera forzar a una comparación, no se acercan a lo que hacen los del Barça, no se sueltan como ellos. D´Alessandro, Pastore, Lucho González o Cambiasso quizá puedan agregar un ímpetu extra en ese sentido y aportar más gravitación ofensiva. Más arriba, con nombres como Messi, Higuaín, Di María, Tevez, Diego Milito, Agüero y el por ahora olvidado Licha López, parece no haber problemas.
El probable equipo de Argentina frente a España:
El modelo de España campeón mundial:
¿Argentina puede jugar como España?
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