King no daba puntada sin hilo, ya que tan importantes fueron los 69 puntos de Jordan como los cinco que había anotado él para conseguir la victoria. Y es que no hay jugador, por bueno que sea, que pueda ganar solo. Ese es el poder del equipo, esa es su esencia, esa magia que hace que se multipliquen los talentos individuales para conseguir un resultado muy superior a la suma de las capacidades de sus miembros. Esa misma magia que ha sido capaz de crear la Selección Española de Baloncesto, ganadora de dos medallas de plata y una de bronce en los últimos tres Campeonatos de Europa, de la increíble medalla de oro en el Mundial de Japón, la plata en los últimos Juegos Olímpicos y la medalla de oro del pasado Eurobasket de Polonia.
Uno de los principales aspectos en el que centramos el estudio fue en intentar conocer cuáles son las características fundamentales que debe cumplir ese tan ansiado equipo perfecto. Los resultados identificaron más de sesenta rasgos determinantes en un equipo de éxito, de los cuales, los diez que han obtenido una mayor valoración son los siguientes:
- 1 Compromiso
- 2 Ilusión
- 3 Apoyo
- 4 Espíritu de trabajo
- 5 Confianza
- 6 Generosidad
- 7 Disciplina
- 8 Capacidad de Sacrificio
- 9 Competitividad
- 10 Humildad
Estos son los ingredientes que la Federación Española de Baloncesto (FEB) ha sabido sembrar y cuidar con paciencia durante casi una década, y que con la actual Selección ha recogido, sin duda, sus frutos. Estas claves son las mismas que necesitamos todos en nuestras empresas para superar esta crisis económica en la que estamos inmersos:
- • Necesitamos profesionales comprometidos con el proyecto, que estén dispuestas a arrimar el hombro por el equipo, con trabajo duro y con ilusión, para permitir mantener la competitividad de la organización.
- • Necesitamos jefes humildes, que acepten sus limitaciones y las aportaciones el equipo puede hacer, que lideren con el ejemplo y que asuman que su principal función es ayudar a su equipo a conseguir los objetivos.
- • Necesitamos directivos capaces de crear entornos de trabajo basados en la confianza, que permitan un desarrollo integral de las personas, donde los profesionales puedan desarrollarse sin tener que renunciar a su vida personal.