Comenzaba esta mágica semana en Nervión con un Valladolid que venía a urgar en el herida que días atrás nos produjo el eterno inferior en UEFA. No se esperaban los pucelanos que justo ahí comenzara la heroíca del Sevilla y, salieron goleados del Pizjuán para así empezar a coger fuerzas de cara a lo que se nos avecinaba.
Ya entrado en semana y con la comunnión perfecta entre afición y equipo nos presentábamos en el Euroderby para dar la campanada de campeón, de esas gestas que únicamente los grandes son capaces de hilvanar, sabiendo jugar con cabeza y corazón, cada cosa a su tiempo y las dos juntas cuando era necesario y salimos victoriosos, como no podía ser de otra manera para, de paso, hundir en el abismo de la tristeza y el decaimiento a quienes tanto habían alardeado días atrás.
Y se remata la semana.
En Pamplona, en el Sadar, campo hostil donde los haya, afición siempre encabronada con los nuestros y nuevamente un equipo necesitado que intenta aprovecharse del gasto sufrido en UEFA.
Nuevamente no cuentan, en esta ocasión los pamplonicas, con nuestro saber hacer y nuevamente somos capaces de jugar con la cabeza en un partido que hemos podido golear escandalosamente y que al final maquillaron los rojillos con el gol de Acuña.
Hemos sabido manejar los tiempos del partido. Hemos sabido controlar a un Osasuna necesitado y herido que daba zarpazos a lo loco sin incomodar nuestra portería más de lo justo.
Como digo, hemos perdonado salir de Pamplona con un saco a nuestro favor, pero tampoco era necesario hacer mucho daño, sólo nos conformábamos con los tres puntos y eso es lo que hemos asegurado.
Cada vez más cerca la clasificación europea para la próxima temporada.
Cada vez más cerca cumplir los objetivos.
Sea como sea, se cumplan o no, esta en la que estamos pasará a la historia de los laureles sevillistas por los motivos que todos conocemos.
Y ahora......
Ahora no hay quien me quite mi SEMANA PERFECTA.