La Senda de las Carboneras de Sierra Toloño

Por Naturespacio

Bonete y ermita de San Tirso. Ayuntamiento de Bernedo
La abundancia de bosques húmedos de hayas y robles en la vertiente norte de la Sierra de Toloño permitió durante siglos a los habitantes del valle del naciente río Ega buscar parte de su sustento en las labores del carboneo. Aunque esta actividad ya está en desuso quedan vestigios suficientes de su pasado que invitan a desentrañar la esencia de este rincón de la Montaña Alavesa. Ascendemos hasta la cima de San Tirso por una ruta natural que parte de Bernedo, siguiendo la senda que realizaban las carboneras para ir a vender su mercancía a Laguardia.
La Sierra de Toloño anuncia el fin de la Montaña Alavesa y el inicio de la llanura riojana, también la alavesa. Divisoria de aguas además de territorial, este accidente geográfico ha modelado paisajes distintos en función del clima predominante, subatlántico-mediterráneo al norte y mediterráneo-continental al sur. No, no es bizantina esta disquisición: el clima y los paisajes forjados por éste han permitido a los habitantes de uno y otro lado de la sierra especializarse a lo largo de la historia.
Al sur, las tierras llanas de Rioja Alavesa, parapetadas bajo la sierra de los frentes nubosos que se estrellan contra la vertiente norte, se adaptaron a los monocultivos mediterráneos: la vid y el olivo. Al norte, la abundancia de húmedos bosques de hayas y boj condicionaron otra especialización productiva, la del carboneo como complemento a la agricultura. Además, junto a estas actividades, a ambos lados de la sierra pastores, ballesteros o recogedores de lavanda han ejercido durante centurias su oficio.

  Carbonero en la Sierra de Toloño. Museo etnográfico de Pipaón
Pero a pesar de estos modos de vida dispares, norte y sur de la sierra no han sido mundos separados. Buscaron sus gentes formas de salvar las paredes del macizo para intercambiar los frutos de su trabajo; así nació la calzada que por el Puerto del Toro enlaza Lagrán con Laguardia, senda mediante la que se intercambiaban de un lado a otro cal, carbón, patatas, vino, aceite y otros productos. Esa ruta formó parte más adelante de otra mayor, la conocida como Ruta del Vino y el Pescado (hoy GR-38), que durante siglos fue recorrida por arrieros para acercar las salazones de pescado desde el puerto de Bermeo a La Rioja y Castilla, haciendo el vino y el aceite el camino inverso.

San Tirso por la Senda de las (mujeres) Carboneras

Hacer carbón era oficio de hombres. Sin embargo, el transporte de suministros para los carboneros y la venta del carbón al otro lado de la sierra era labor de mujeres. Tan es así que la Senda de las Carboneras no refiere a las txondorras u hogueras donde se producía el carbón, sino a las mujeres que saliendo de madrugada desde Lagran, Pipaón y Bernedo viajaban, solas o en pequeños grupos, hasta Laguardia, Cripan o Viana con sus caballerías a vender el carbón. Si el destino era Viana, el paso era el Puerto de Bernedo; si Laguardia, el Puerto del Toro; si Cripan, el Puerto de Palo.

Santuario de Nuestra Señora de Okon. Ayuntamiento de Bernedo
Desde Bernedo un pequeño sendero, de apenas 1,5 km, reconstruye los oficios de la cal y el carbón. La Ruta de los Caleros y la Carbonera arranca en una pista que nace en la ermita de Nuestra Señora de Okon, en las afueras de Bernedo. Allí encontramos una zona de recreo con asador y fuente. En las cercanías del santuario un cartel indica la ruta hacia San Tirso, que en los primeros metros coincide con el PR de la Ruta de los Caleros y la Carbonera. A lo largo del recorrido la vegetación nos acompaña, bojes, encinos y sobre todo hayas y robles. Vegetación arbolada y mucho sotobosque. Una mezcla perfecta para los sentidos. La ascensión hasta la cima de San Tirso, con su ermita incrustada en la pared de roca, pasando por su conspicuo Bonete o Dedo, es una excelente alternativa.

Recreación de una carbonera de montaña en el PR-A 50. 
Desde Lagran, otro sendero de pequeño recorrido, el PR-A 50, asciende hasta el portillo del Toro mostrándonos por el camino las distintas fases de preparación de una carbonera de montaña. Se trata de un camino de herradura para uso de caballerías construido y mantenido por los vecinos de Lagran en ‘vereda’ o auzolan, y que aún mantiene rastros de su primitivo aspecto, si bien muy desdibujado. El ascenso bajo la fronda del hayedo y los quejigos es refrescante experiencia hasta el Portillo del Toro. En ese punto el sendero, integrado en la ruta GR-38, nos permite, bien bajar a Laguardia como hacían las carboneras o bien encaramarnos hasta las cimas de Cruz del Castillo y Larrasa, cumbres que dominan tanto el valle del Ega como las planicies de La Rioja.