«La señora Wang y las tres rosas de jade» de César García Muñoz

Publicado el 26 enero 2020 por Librosquevoyleyendo @librosqvleyendo

⎯ Juro que si nace una niña, la mataré ⎯ dijo Yin, blandiendo un cuchillo herrumbroso.

La señora Wang sintió un pinchazo helado en el estómago y se estremeció. Sabía, sin lugar a dudas, que su hijo decía la verdad. La mujer de Yin estaba en el cuartucho de al lado, a punto de dar a luz. Si traía una hija al mundo, la pequeña estaría condenada.

Estaba segura. La señora Wang era capaz de reconocer, con total certeza, si su único hijo mentía o decía la verdad. Lo advirtió por primera vez cuando Yin era un mocoso inquieto que empezaba a dar sus primeros pasos. Veintitrés años después, su hijo se había convertido en el cabeza de la pequeña familia de campesinos y, en todo ese tiempo, la señora Wang no se había equivocado con él ni una sola vez. Por eso, al escuchar sus palabras, deseó con todas sus fuerzas no haber poseído jamás ese don, convertido ahora en maldición. Los sollozos de un bebé se escucharon al otro lado de la puerta.
⎯ Juro que si es una niña, la mataré ⎯ repitió Yin,

Longitud de impresión: 117

La señora Wang es una mujer fuerte, inteligente y de gran sensibilidad, que para su desgracia nació en una época y país donde ser mujer era una maldición más que una alegría. Pero, aun así, ella supo adaptarse y sacar lo mejor en cada momento de cada situación que le tocó vivir.

Siempre lo tuvo difícil, trabajando de sol a sol sin descanso. Ni siquiera el día en que tuvo a su hijo, fue diferente. Sin nadie que la asistiera en el parto, sola, aterida de frío y con mucho miedo por los dos, le dio la bienvenida a este ser para ella tan querido y especial, con el que estableció un vínculo único y muy fuerte desde el primer momento y que no ha hecho más que intensificarse con el paso de los años.

Pero la vida o quizás las circunstancias, han convertido a su niño en un ser despreciable que no conoce el amor. Está a punto de convertirse en padre, cosa que, en otro lugar y época, sería un acontecimiento bonito e importante, para celebrar en familia. Sin embargo, en la China de mediados del siglo XIX es motivo de preocupación sobre todo para la madre y en este caso también para la abuela.

Su hijo solo quiere un descendiente masculino, como nazca niña ya ha prometido matarla. Así que la señora Wang tiene por delante la difícil tarea de convencer a su hijo de que el sexo del bebé es indiferente, que tiene derecho a vivir independientemente de su sexo.

La señora Wang y las tres rosas de jade es una novela corta, muy dura y triste. La idea está muy bien desarrollada y para lo corta que es, abarca varios temas de gran relevancia de forma acertada, aunque no profundiza en ellos.