La señorita Julie, de August Strindberg

Publicado el 28 diciembre 2012 por Xula
La señorita JulieAugust Strindberg ISBN: 978-84-940293-5-6Formato: Rústica con solapas– 128 PágsEditorial: Funambulista
Argumento
La señorita Julie narra los sucesos trágicos de la noche de San Juan de 1874, en la que la noble dama intenta saltar las rígidas costumbres sociales y decide pasar a la fiesta de los sirvientes. Allí seduce a Juan, desencadenando una serie de consecuencias dramáticas al ver mancillado su honor por relacionarse con un hombre de clase baja.
Mi opinión
Cuando recibí las novedades de Funambulista, me sorprendí de que editaran teatro ya que en mi corta andadura con ellos no lo se lo había visto nunca. Hacía mucho que no lo leía, seguramente desde el instituto, pero antes yo era muy aficionada y me gustaban mucho los autores nórdicos. Casa de muñecas, de Ibsen, es uno de mis preferidos y lo he releído muchas veces. Ese fue uno de los motivos para que me decidiera.
La obra fue escrita en 1888, así que uno se puede hacer una idea clara de lo que se va a encontrar en lo referente a sociedad y cultura, a pesar de estar ambientado en Suecia. Realmente: nos encontramos con las mismas rígidas costumbres que en el resto de Europa, donde la mujer debe conservar su honor y las clases sociales son casi inamovibles desde la cuna.
A pesar de ser un escrito muy corto en un solo acto, cuenta unicamente con 3 personajes, lo que permite que se desarrolle mucho más en profundidad la psicología de los mismos, ya que es una obra de costumbres, necesidades, culpa y consecuencias. Como escenario tenemos la cocina, donde, como en casi todas las casas, tiene lugar las conversaciones más trascendentales.
La señorita Julie es la que da nombre a la obra, hija única de un conde, muy espontanea y desenfadada. Podríamos decir que está fuera de su tiempo: no encuentra anda extraño en meterse en las fiestas de sus criados, relacionarse con hombres como quien no quiere la cosa y hablar sin tapujos. No en vano, nos confiesa en un punto dado, que su madre la educó como si fuera un hombre.
Jean y Kristin son sirvientes suyos: el es asistente del conde y ella la cocinera. Ella es muy religiosa y sigue las costumbres a rajatabla, mientras que él tiene la esperanza de progresar en la vida y elevarse de clase social. Y para ello está dispuesto a utilizar a quien sea que le ayude a tal fin. Sin embargo, muy dentro de él se encuentra el condicionante de El conde.
Curiosamente este personaje nunca llega a subir al escenario, aunque su presencia se puede notar en todas las escenas, precisamente por el miedo que provoca en los mas fríos. La sola mención de sus guantes o sus botas (que si se ven claramente, destacando en el decorado) hace temblar a Jean.
Buscando por Internet se puede encontrar cosas muy curiosas: la mayoría de las ediciones (donde Alianza suele ser las mas habitual) tiene los nombres propios traducidos, por lo que queda en Julia, Juan y Cristina. Funambulista, a la hora de reeditar esta obra nos ha hecho un gran favor al mantener los nombres en original. De verdad que nunca llegare a entender esa manía de cambiarlos: un nombre propio es un nombre propio.
Volviendo a los personajes y su profundidad, tengo que decir que la obra en 1888 debió de ser realmente escandalosa. Los diálogos (o monólogos en muchos casos) son en ocasiones salvajes, con mucho odio, en los que se dicen cosas muy fuertes y directas. Agresiones verbales y relaciones no del todo convencionales, son expuestas sin apenas tapujos a lo largo del tiempo que pasan Julie y Jean conversando.
Combina en la justa medida el drama con el humor y la pasión de sentimientos. No se trata de una de estas obras opresivas, que nos recuerdan plasmando continuamente una sociedad injusta y llena de conceptos absurdos para nosotros. Nos proporciona un pequeño respiro, en el que creemos que todos esos convencionalismos se pueden romper con solo desearlo… para luego darnos cuenta de que no es tan sencillo, e incluso los que más libertad tenían, caen en ellos por presión.
Si hay algo que sorprende es el continuo cambio de parecer de los personajes, que se explica bastante bien si leemos un poco la biografía del autor. En ningún momento se dice, pero a mí me suena a trastorno maniaco depresivo (bipolar) sufriendo a lo largo de su vida cambios de parecer opuestos tanto en religión como en política. Su vida fue bastante tormentosa, y de sus padres y sus matrimonios (a cual más extraño) tuvo las ideas    que le llevaron a esto. Por tanto, los personajes son como él: volubles, apasionados y torturados.
No en vano las páginas destilan furia y rabia, tanto de Julie por infravalorar a la mujer en la sociedad, de Jean contra las clases sociales y todo lo que les ha venido impuesto. El único personaje que es un poco más neutral es Kristin, la cocinera, que parece asumir todo con bastante naturalidad e incluso con un poco de mofa hacia quienes no se sienten satisfechos. Ella es feliz con su existencia tal cual es, y no muestra ambiciones de ningún tipo, sino que se conforma con lo que le ha venido dado.
De esta obra se han hecho innumerables adaptaciones, desde teatro puro y duro (más o menos adaptado), pasando por cine, opera o ballet. Incluso el propio Woody Allen ha manifestado una debilidad por este autor, tomándolo como inspiración en Macht Point donde el protagonista se siente identificado con el personaje de Jean y lee las obras de Strindberg.
Sería muy interesante poder verla representada, ya que seguramente nos transmitirá muchísimo más que leída sobre papel. O no, porque los diálogos son tan reales y vividos que lo que nos queda la curiosidad de comprobar si los demás ven lo mismos que nosotros. Aunque el teatro clásico no es algo que se lleve mucho ahora mismo, y a lo mejor una obra tan llena de matices psicológicos y costumbres está un poco desfasada. Pero si me dan la oportunidad, no dudaría en ir a verla (o una adaptación cinematográfica, en su defecto)
Un libro muy finito, que encantará a los amantes del teatro (o los que solíamos leerlo tiempo atrás) Apenas durará unas horas, porque como toda obra, se lee al triple de velocidad que una novela. Y luego te dará que pensar.