LA SEXTA EXTINCIÓN
Publicado en Levante 12 de abril de 2013Levante-emv se ha hecho eco estos días de las conclusiones de un estudio científico, a nivel intercontinental, que ha determinado, al parecer con bastante precisión, que la cuarta extinción masiva que afectó a la tierra, hace más de 200 millones de años, al final del triásico, se produjo por un período intenso de vulcanismo, que llevó a la desaparición de más del 75% de las especies del planeta; y dio paso a la era de los dinosaurios. De la quinta ya sabemos bastante: un asteroide impactó en la península del Yucatán e hizo, a su vez, que los dinosaurios desaparecieran, y diera lugar al desarrollo explosivo de los mamíferos.
¿Y la sexta? Está por llegar. Hay biólogos que, con una visión apocalíptica, especialmente aquejados de un trágico pesimismo antropológico, hablan de la sexta extinción originada por la acción de la humanidad: el actual desarrollismo con la tala de bosques y el consumo acelerado de recursos que la tierra no puede reponer, la contaminación química y biológica, el efecto invernadero, lo nuclear…. En fin, la acción humana en su conjunto.
No está mal que nos alerten y que se hagan estudios al respecto de los peligros del mal uso de la ciencia y la tecnología; y se obtengan conclusiones operativas que nos ayuden a concienciarnos de los problemas medioambientales y la pérdida de biodiversidad: nos ayudará a ser más solidarios, menos consumistas y derrochadores, etc.
Sin embargo, consideran que, en última instancia, la naturaleza será capaz, como en las extinciones anteriores, de continuar adelante…, sin la humanidad. No erradicaremos la vida, aunque nosotros desaparezcamos. Es nuestro futuro, no el del la naturaleza el que está en juego, dicen.
Podría ser, no lo niego. Sin embargo, olvidan que nosotros hemos venido a este mundo a través de la naturaleza, aunque haya funcionado sin el hombre durante millones de años: es un hecho obvio. Pero una vez aquí, descubrimos que todo pasó para que pudiéramos contemplar nuestro universo. Una naturaleza sin un ser inteligente que lo pueda admirar, disfrutar y trabajar es un “dispendio” por carecer de sentido. Si no estuviéramos aquí… es una hipótesis que no se puede contemplar, por absurda, porque, de facto, estamos aquí, justamente para cuidar y cultivar este “jardín”, tal y como el Génesis señala.
Pedro López. BiólogoGrupo de Estudios de Actualidad