En la Alta Edad Media (SVII-SXI), las conductas en general eran toscas y violentas, lo mismo sucedía con las conductas sexuales que pasan a estar dominadas por la violencia, las agresiones y el miedo.
Se instituye el rapto como forma de matrimonio, siempre y cuando la mujer raptada fuera virgen.
El adulterio se castigaba brutalmente llegando incluso a quemar a los amantes. Pero el hombre sólo era castigado si el marido de la mujer adultera era del mismo estatus social que el adultero clara medida misógina y clasista.
Para completar el cuadro retrógrado aparece el denigrante cinturón de castidad para que los maridos que iban a luchar se asegurasen que sus mujeres les eran fieles.
Durante el Renacimiento se da un redescubrimiento del cuerpo floreciendo el erotismo en la pintura.
Aparece la sífilis, sus primeras manifestaciones se produjeron en Génova en 1494, a esta enfermedad se la conoció como “El Marbo Galico” (el mal francés), en un edicto de Maximiliano fue considerada un castigo de Dios.
Pero la contrarreforma acabó con todo esto, institucionalizándose el rito del matrimonio con la presencia necesaria de un cura.