Durante la época galante (SXVII) el matrimonio era una fachada que ocultaba innumerables relaciones extra y pre matrimoniales. La sociedad se feminiza, el hombre imita a la mujer en muchas de sus costumbres como la vestimenta.
La seducción se convierte en un arte pero desde una perspectiva negativa, el hombre de clase alta seduce a la doncella para después dejarla. Son los llamados libertinos con escasas normas morales, los hombres son libres para dedicarse plenamente al amor sin ninguna responsabilidad ni atudura adicional. Como consecuencia de estas ideas los hospicios se ven desbordados, abandonar a los niños era sencillo, anónimo y realizado con total impunidad. El 30% de los niños crecían sin padre y sin madre.
La época victoriana más restrictiva comienza con la muerte del marido de la Reina Victoria, este suceso cambia su forma de ser y pasa a exigir a la población rígidos patrones de conducta que por supuesto afectaban a las conductas sexuales (debió pensar si yo no puedo vosotros tampoco).
Las costumbres estaban fuertemente mediatizadas por la iglesia quien marcaba qué prácticas eran las permitidas y que otras eran condenadas. De esta manera se condenó toda actividad sexual que no tuviera como fin la reproducción. Los burdeles se convirtieron en los únicos lugares para el desarrollo de las prácticas sexuales tildadas de ilegítimas.
Hasta tal punto llegaba la rigidez que los médicos no podían tocar a la mujer, para saber la dolencia de sus pacientes tenían que recurrir a maniquís.
Una dama de esta época no debía tener deseo sexual, ni sentir ningún placer durante sus relaciones, su único anhelo era ser una buena esposa y tener hijos.
Durante el SXX la mujer se va incorporando poco a poco al mundo laboral, al comienzo esto fue visto como una amenaza por muchos hombres por temer que se vieran afectados sus salarios y demás condiciones laborales. Sin embargo, no les quedó más remedio que aceptarlo ya que durante la Segunda Guerra Mundial los hombres han de irse a luchar y las mujeres se incorporan masivamente a las fábricas.
Finalizamos con los años 60 donde se da una revolución sexual, aparecen las comunas y se propone una utopía, la posibilidad de vivir el sexo sin culpa ni vergüenza. Unido a ello se reclaman los derechos de gays y lesbianas.
Y así llegamos a nuestros días en los que cada cual debería vivir su sexualidad conforme a sus propios criterios respetando siempre a los demás.
Parte I
Parte II
Parte III