Emma, la novela de Jane Austen admite, como toda buena obra literaria, diversas perspectivas y puntos de vista. No es una novela plana por lo que sus interpretaciones admiten diversidad de tonos, sentidos y sensibilidades. La que acerco hoy al blog es un tanto peculiar y alejada de la visión que de Jane Austen se ha pretendido dar, teniendo como punto de referencia las memorias de su sobrino James Edward Austen-Leigh : la imagen de la apacible y tierna tía Jane, una visión esta sin duda un tanto sesgada, simplista, manipulada y bienintencionada. Y es que hoy daremos cabida en este artículo a unos breves apuntes sobre una perspectiva que pretende ver cierto impulso homosexual en algunos de los momentos y situaciones que la novela nos plantea. Otro punto de vista posible. Bien es verdad que, con toda probabilidad, este enfoque no se hubiese planteado de ser Jane Austen una mujer casada. La posibilidad de una visión homosexual se baraja desde el momento en que la autora permanece soltera y, por tanto, no ha podido refrendar su condición heterosexual. Es este el punto de arranque un tanto prejuicioso de este planteamiento que, por otra parte, debe ser tenido en cuenta y valorado en la misma medida que otros bien diferentes y que no debe permanecer oculto ni encubierto con la intención, lícita pero errada, de desear proteger la imagen pura y asexuada de nuestra querida Jane. A Jane Austen no se la quiere tanto por quien fue, en el fondo un pequeño gran enigma, sino por sus encantadoras historias y, sí, también quizá en algunos casos por la imagen que de ella se ha creado, sea esta del todo real o con un gran componente de ficción, como sus propias novelas.
Pero la visión queer de Jane Austen no es una novedad; son ya varios los estudios críticos que han focalizado este aspecto tanto en su vida- Terry Castle y su polémico ensayo Sister-Sister en The London Review of Books, por ejemplo- como en su obra- Sedgwick y su The Masturbating Girl, analizando Sense and Sensibility y la figura de Marianne Dashwood, o Emma Tennant y su novela Emma in Love.
Nada de lo expuesto puede ser negado desde el momento en que son opiniones personales, modos de ver, y por tanto imbuidas de la subjetividad y parcialidad, como cualquier crítica que enfoque uno u otro aspecto de una obra de arte en general y literaria en particular. Cada uno que juzgue como mejor le dé a entender su criterio y/o intuición. Tan solo quisiera añadir que, dando por supuesta la libertad que cada lector puede tomarse con los textos, debemos tener en cuenta lo fácil que resulta caer en la tentación de pretender reescribir a Jane Austen- y a cualquier otra escritora o escritor- para ajustarla a nuestros propios deseos narrativos en uno u otro sentido, para que Jane Austen acabe por decir aquello que queremos oír. Aún así y dicho esto, también ha de considerarse que cada nuevo punto de vista, cada nuevo enfoque- siempre que sea planteado con cierto rigor y seriedad- hacen que Jane Austen, y con ella su obra, siga permaneciendo viva y actual y enriquecen así el universo austenita.
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Este pequeño artículo es mi aportación al Reto Bicentenario de 'Emma' que hemos organizado aquí en el blog.