La sexualidad en 'Emma', de Jane Austen

Publicado el 23 diciembre 2015 por Carm9n @Carmenyamigos

Emma, la novela de Jane Austen admite, como toda buena obra literaria, diversas perspectivas y puntos de vista. No es una novela plana por lo que sus interpretaciones admiten diversidad de tonos, sentidos y sensibilidades. La que acerco hoy al blog es un tanto peculiar y alejada de la visión que de Jane Austen se ha pretendido dar, teniendo como punto de referencia las memorias de su sobrino James Edward Austen-Leigh : la imagen de la apacible y tierna tía Jane, una visión esta sin duda un tanto sesgada, simplista, manipulada y bienintencionada. Y es que hoy daremos cabida en este artículo a unos breves apuntes sobre una perspectiva que pretende ver cierto impulso homosexual en algunos de los momentos y situaciones que la novela nos plantea. Otro punto de vista posible. Bien es verdad que, con toda probabilidad, este enfoque no se hubiese planteado de ser Jane Austen una mujer casada. La posibilidad de una visión homosexual se baraja desde el momento en que la autora permanece soltera y, por tanto, no ha podido refrendar su condición  heterosexual. Es este el punto de arranque un tanto prejuicioso de este planteamiento que, por otra parte, debe ser tenido en cuenta y valorado en la misma medida que otros bien diferentes y que no debe permanecer oculto ni encubierto con la intención, lícita pero errada, de desear proteger la imagen pura y asexuada de nuestra querida Jane. A Jane Austen no se la quiere tanto por quien fue, en el fondo un pequeño gran enigma, sino por sus encantadoras historias y, sí, también quizá en algunos casos por la imagen que de ella se ha creado, sea esta del todo real o con un gran componente de ficción, como sus propias novelas.
Pero la visión queer de Jane Austen no es una novedad; son ya varios los estudios críticos que han focalizado este aspecto tanto en su vida- Terry Castle y su polémico ensayo Sister-Sister en The London Review of Books, por ejemplo- como en su obra- Sedgwick y su The Masturbating Girl, analizando Sense and Sensibility y la figura de Marianne Dashwood, o Emma Tennant  y su novela Emma in Love.
A algunos estudiosos o simples devotos de la obra de Austen les parece aberrante este sesgo que se pretende dar a su obra y a esta novela en concreto- Emma es considerada la más queer de las Big Six, sus seis novelas- dando a entender en algún caso que a finales del siglo XII o comienzos del XIX era impensable esta manifestación de atracción homo-erótica en una mujer. Esto a todas luces es un error. Quizá se haga necesario recordar los diarios de Anne Lister (1791-1840), por ejemplo- mujer independiente y de brillante inteligencia, poseedora de una gran hacienda en Yorkshire y dueña de una mina-  en los que recoge, además de  pinceladas de política local, notas sobre sus inversiones y economía, listados de los libros que iba leyendo,... algunas de sus varias conquistas femeninas. Lo que sí es cierto es que esas relaciones no-normativas en muchos casos- no en el de Lister, que fue abiertamente conocida en su momento y llegó a casarse con su gran amor aunque sin conseguir dar a la unión un carácter legal-se camuflaban bajo un disfraz de íntima amistad sin atracción sexual alguna, que vino en denominarse "romantic friendship". Es el caso de las damas de Llangollen - The Ladies of Llangollen- así queda recogido en la mayoría de los registros (aún hoy en día en la Wikipedia no se menciona decorosamente en la entrada dedicada a ellas en ningún momento la L-word ni nada que haga referencia a su sexualidad). Por cierto, y ya que hablamos de ellas, estas tres damas leyeron Emma e incluso llegó a recogerse algún comentario vertido por The Ladies sobre la relación entre Harriet y la protagonista.
Y es esta relación uno de los puntos que puede dar pie a esta perspectiva. Los ojos azules de Harriet que enamoran a Emma ("Those soft blue eyes and all those natural graces", "She was so busy admiring those soft blue eyes"), la gran cantidad de tiempo que pasan juntas siendo como es Harriet apenas la hija de quién sabe quién,  es a ojos de algunos críticos una relación que Emma vive de modo muy íntimo, llegando a manifestar que Emma acaba por enamorarse de Harriet, como ya lo había estado anteriormente de la institutriz, Miss Taylor (Mrs. Weston de casada). Emma disfruta de una situación de privilegio en la que puede permitirse el lujo de vivir como desee, sin casarse y rodeándose de mujeres a las que asiste en la búsqueda de esposo. Se habla de que Emma gusta de mujeres a las que puede controlar y dominar ("Harriet (...) was (...) only desiring to be guided") y que el matrimonio con Mr. Knightley no impedirá que en el futuro siga con sus amistades femeninas (si ya es complejo interpretar la novela, arriesgadísimo me parece dar por supuesto un mundo fuera del que Austen escribió). Sea como fuere el matrimonio con Knightley es presentado como desigual en edad ("Emma (...) had lived nearly twenty-one years in the world", "Mr. Knightley, a sensible man about seven or eight-and-thirty, was (...) an old and intimate friend of the family"), casi incestuoso según algunas fuentes- Knightley dice haberse enamorado de Emma cuando apenas tenía ella 13 años y él, por tanto, en torno a 32 o 33-, como una unión caracterizada por cierta frialdad y escasa intimidad y a todas luces normativizadora, ceñida al sistema, endogámica, pero sin  la pasión, sin la pulsión de la sangre que ya le había reprochado en su momento a Jane Austen Charlotte Brontë, quizá su primera crítica y la que los defensores de este planteamiento consideran la primera persona en manifestar ese aspecto queer de Jane Austen, ("the Passions are perfectly unknown to her", "what the blood rushes through... this Miss Austen ignores").
Nada de lo expuesto puede ser negado desde el momento en que son opiniones personales, modos de ver,  y por tanto imbuidas de la  subjetividad y parcialidad, como cualquier crítica que enfoque uno u otro aspecto de una obra de arte en general y literaria en particular. Cada uno que juzgue como mejor le dé a entender su criterio y/o intuición. Tan solo quisiera añadir que, dando por supuesta la libertad que cada lector puede tomarse con los textos, debemos tener en cuenta lo fácil que resulta caer en la tentación de pretender reescribir a Jane Austen- y a cualquier otra escritora o escritor- para  ajustarla a nuestros propios deseos narrativos en uno u otro sentido, para que Jane Austen acabe por decir aquello que queremos oír. Aún así y dicho esto, también ha de considerarse que cada nuevo punto de vista, cada nuevo enfoque- siempre que sea planteado con cierto rigor y seriedad- hacen que Jane Austen, y con ella su obra, siga permaneciendo viva y actual y enriquecen así el universo austenita.
-o-0-o-  
Este pequeño artículo es mi aportación al Reto Bicentenario de 'Emma' que hemos organizado aquí en el blog.   ¡Gracias por compartir!