Título: Diario de un camino.
Autora: Teresa Báez Arbelo.
Ajusto el objetivo para atrapar la soledad desparramada en una silla de madera vieja que alguien abandonó en aquel camino. La capturo desde atrás. El asiento frío llora ausencia en forma de rocío y el espaldar con tres bandas curvas y horizontales se yergue ansioso esperando su retorno. Pero ¿A quien espera? El camino se pierde lejos entre puntos verdes mientras la hiedra se enreda en su esperanza, sentada a horcajadas en su pena.
Quiero inmortalizar su momento deslizando el pincel marrón y vertical hasta darle vida a sus patas y clavarlas para siempre en la base aún borrosa de este cuadro. Acaricio con la brocha el respaldo triste y salpico de luz las gotas del asiento. Y entonces siento su presencia. El pincel se desliza en sombras sepia por los pliegues de una tela conformando su vestido. Las manos en el regazo, la cabeza gacha. Los ojos ausentes miran al suelo.
La pintura de pronto me huele a barro y desliza mi mano hacia el camino, resbalando en verde hasta el infinito donde su hijo se aleja de espaldas. Las enredaderas crecen en los bordes del lienzo enmarcando su marcha.
Revelo la foto pero no está ella. Los pájaros ya no cantan. Sólo la silla espera.
Texto: Elsa A. Luis Torres