Aparecen enmarcadas por un arco carpanel, que se apoya sobre pequeñas columnillas, decorado con elementos vegetales; las enjutas muestran guerreros, animales, niños o figuras similares. La sillería había sido encargada por el cardenal Pedro González de Mendoza, arzobispo de Toledo y uno de los participantes en el ejército cristiano, en el año de 1489 cuando la guerra no había aún terminado; debía ser un monumento conmemorativo de la lucha contra los infieles, entonces, quizás, la empresa más importante de España.
El propósito de los relieves -un encargo ante todo propagandístico-, era más el de reforzar el papel del rey Fernando ante la aristocracia castellana que el de mantener el recuerdo vivo de la persona del cardenal, aunque el apoyo de este a la corona se basaba en última instancia en un cálculo para consolidar los beneficios sociales que representaba para él y su familia la existencia de una monarquía fuerte.
De los cincuenta y cuatro relieves de los dorsales tan sólo en siete se presentan escenas de batalla. En uno de ellos, sin identificar la plaza geográfica a que alude, la escena transcurre en un lugar montañoso con árboles donde aparecen varias torres almenadas.
Un grupo de soldados atacan un recinto amurallado. En la parte izquierda del relieve figura, junto a tres espingarderos protegidos por cotas de malla bajo las corazas, un arquero.
La zona inferior del relieve muestra a tres artilleros. Uno de ellos, equipado con armadura y casco, carga la recámara de una bombarda presionando con un mazo el taco superior; los otros dos disparan un pequeño cañón sobre ruedas y una bombarda.
Suele considerarse que una de las razones del éxito de las tropas cristianas en la guerra de Granada fue el uso de la artillería. Mata Carriazo cita un texto de la "Historia del marqués de Cádiz" que al hablar de la torre de las Salinas dice "que era muy fuerte e asentada en un cerro muy alto, en la cual estaban diez moros, y aquella torre era guarda e atalaya de toda aquella tierra.
Entre las dos torres principales que figuran en el relieve tres soldados cristianos, vestidos con coraza y casco suben por una escala armados con espadas.
A veces los relieves recogen acontecimientos que fueron posteriormente narrados por las crónicas; es el caso, p.e., del que se refiere a la conquista de Moclín en 1486. Fernando del Pulgar -cronista contemporáneo de los hechos-, recoge así la voladura de una torre por los cristianos: "En este comedio, los maestros de la artillería tiraron una pella confeccionada de las que lanzaban centellas de fuego e subían en el ayre.
E por caso que paresció traído de la divina providencia, vino a caer en una torre de la fortaleza donde los moros tenían en gran guarda toda su pólvora, e alcanzó una de las centellas el lugar en que la pólvora estaba, e quemóla toda, e quemó ciertos moros e provisiones, e todas las cosas cercanas al lugar donde cayó".
Al tratarse de una guerra de asedios a plazas fuertes la artillería jugó un papel importante. Jerónimo Münzer que había viajado por aquellos lugares en octubre de 1494 decía: "Saliendo de Granada, ..., hállase en la cima de un monte muy alto el poderosos castillo de Moclín, ... A tres leguas más allá, hacia los estados del rey de Castilla, alzábase otra fortaleza de cristianos, desde la cual se alcanzaba a ver la ciudad, y estos dos castillos señalaban las fronteras de ambos reinos, ...
Todas las noches los cristianos encendían una luz en su castillo para que por ella pudieran guiarse los cautivos que, logrando escapar, buscasen refugio entre los suyos".Hasta el estudio de Mata Carriazo los relieves fueron bastante mal conocidos por los historiadores de arte.
Ocurre así en el que se presenta la entrega de la villa de Montefrío; cuenta Carriazo que "Rendida la fuerte villa de Moclín, la reina se aposentó en ella, y el rey dividió su gente en tres partes: la una quedó guardando el campamento, la otra fue a cercar a Montefrío y él con casi toda la caballería salió a talar y correr la vega de Granada".
En el relieve, por contra, se presenta al rey Fernando recibiendo las llaves de la ciudad de la mano de tres moros; imagen contradictoria con lo que escribió Valera sobre la entrega de la Villa: "En este medio tiempo el alcayde e moros de Montefrío enbiaron sus mensajeros a la reyna, que estava en Moclín, enbiándole a ofresçer la villa e fortaleza, de que la reyna ovo mucho plazer.
Las ciudades presentan en algunas ocasiones detalles característicos, -como es el caso de Granada con la Alhambra o Málaga con el mar-, pero en general sus puertas y murallas recuerdan, según Dorothee Heim, las representaciones de las miniaturas de los manuscritos o de los grabados medievales de Jerusalén o de Troya y, más imaginativamente, para Felipe Pereda algunos detalles de los relieves evocan obras concretas de la Roma clásica; Heim señala también el empleo de los tapices con temas bélicos, entonces tan apreciados, como fuente de inspiración.
Una fotografía reciente de la Abadía de Saint Robert de La Chaise Dieu (Francia) puede ayudarnos a hacernos una idea.
A finales del siglo XV el tapiz era uno de los medios más empleados para la difusión de la propaganda bélica o para las historias de ficción caballeresca.
En numerosos relieves de la sillería de coro de la catedral de Toledo se muestra la entrega de llaves al vencedor; éste acostumbra a figurar en posición elevada frente a los arrodillados vencidos.
Para Heim una representación relacionada en su estructura con los relieves toledanos son las miniaturas de algunos manuscritos como las que aparecen en los "Privilegios y Estatutos de Gante y Flandes" y de las que se ofrece una del ejemplar conservado en la Österrichische Nationalbibliothek de Viena.
Publicado por Luis Planas Duro
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