La Sima de Padirac: La fantástica casa del Diablo...o del Balrog.

Por Acedera
   Existe un lugar tan antiguo que su historia se pierde en los anales de los siglos, tan tenebroso que los locales aseguran que en ocasiones surgen llamas de sus profundidades, tan misterioso que según la leyenda, el Diablo siempre lo anda rondando...me estoy refiriendo a la Gouffre de Padirac, o en español, la Sima de Padirac sita en pleno corazón del departamento de Lot (Francia).
   Es probable que después de esta introducción a la sima se estén preguntando el por qué tendrían que visitar este lugar maldito...y la mejor respuesta es simplemente que vean las imágenes...
   Y es que como dice el refranero popular, "más sabe el Diablo por viejo que por Diablo"...pero el caso es que saber, sabe mucho y por eso su hogar en la Tierra debe ser, como mínimo, impresionante.
   Centrándome ya en su orígenes, como les he comentado al principio, la historia de Padirac se pierde en el tiempo, se sabe que ya existía allá por el siglo III d.c., pero su antigüedad se estima en unos 10.000 años, cuando el techo de la sima cayó sobre el río que discurre a una profundidad de más de 100 metros bajo tierra. Por cierto, es este río subterráneo de unos 20 km el que da nombre a la sima.

   Con el paso de los años y de los pueblos, todo aquel que se asomaba al abismo quedaba tan sorprendido como aterrado... y pronto empezaron a surgir leyendas, sobre todo relacionadas con el maligno. De hecho, Padirac significa en la antigua lengua local "el hoyo del Diablo".

    La más famosas de estas leyendas tiene que ver con San Martín y su burro. Por lo visto, andaba San Martín persiguiendo al Diablo montado en un burro, cuando este, molesto por la tozudez del santo, que no del burro, golpeo la tierra con tanta fuerza que abrió el abismo de Padirac. Entonces retó a San Martín a saltar el agujero con su burro a cambio de las almas que ya tenía en su poder. Por supuesto, el Santo aceptó el reto, dijo aquello de "correr insensatos", y se obró el milagro puesto que el burro saltó con tanta fuerza que logró volar por encima de la sima y Belcebú, maldiciendo, desapareció en lo más profundo de la Gruta de Padirac...
    Lo mejor de las leyendas es cuando queda algún rastro visible de las mismas y esto es precisamente lo que ocurre aquí, ya que en el borde del agujero de Padirac pueden ver incrustada en la roca la huella del burro...

    Si le echan algo de imaginación podrán apreciar una marca en la roca con forma de herradura. Y es que lo del burro fue una gran proeza, pues el agujero de Padirac tiene una profundidad de 75 metros pero un diámetro de 33 metros, por lo que no me extraña que la huella del animalito quedara impresa en la piedra...esto si que es un burro, burro.

   Pueden leer esta leyenda y otros datos interesantes de la sima en los carteles explicativos que hay en la verja alrededor del agujero (como el que pueden ver en la foto de arriba), eso sí, sólo están disponibles en francés e inglés.
   Por ejemplo, otra de las historias más interesantes nos cuenta que durante la Guerra de los Cien años (que curiosamente duró 116 años), un grupo de soldados ingleses huyendo de su inminente derrota contra los franceses, escondieron en la Gruta un gran tesoro que nunca fue encontrado... o eso piensan porque miren lo que me encontré en el fondo del río...

   Puede que no sea el legendario tesoro de los ingleses, pero sí que son las monedas que los turistas arrojan al río a cambio de deseos, deseos que no se cumplirán....porque ahora son mías..sólo mías...¡¡mi tesoro, gollum, gollum!!...   ¡Ups! perdón, me dejé cegar por la codicia, sin embargo me parece que no soy el único avaricioso...(adivinanzas en la oscuridad, sigan leyendo...)
   Veréis, cuando al señor Edouard-Alfred Martel, que es reconocido hoy en día por ser el padre de la espeleología moderna, le hablaron del abismo al que todos tenían miedo, no se le ocurrió otra cosa que comprar la finca en la que estaba Padirac. Pues bien, los propietarios de la finca incluyeron una clausula en el contrato por el cual el señor Martel debía de entregarles la mitad del tesoro inglés en caso de que tal tesoro fuese encontrado, algo que nunca sucedió...al menos que sepamos claro.
   E-A Martel y su equipo bajaron por primera vez al abismo en julio de 1889, y lo hicieron en un rudimentario "columpio" de madera con el que descendieron los 75 metros que separa la base del borde de la sima. Por suerte para nosotros hoy en día podemos hacer el mismo recorrido pero cómodamente en ascensor o bien bajando una escalera metálica en zig-zag y sus 455 peldaños.

      Eso sí, el recorrido interior dentro de la sima tiene escaleras insalvables por lo que no es apto para carritos de bebe, aunque si para los niños un poco mayores que se lo pasarán bomba.
   Una vez llegan a la base, uno se siente como en la película "El Mundo Perdido" y es que debido a la profundidad del "hoyo" y los frecuentes desprendimientos que abonan el terreno, ahí abajo existe un microclima por la penumbra y oscuridad que favorece la aparición de, cito textualmente los carteles informativos, "una extraña vegetación".

&version;
   Y sin embargo, esto sólo es el principio, a partir de aquí nos adentramos al interior de la Tierra en un viaje de ida y vuelta (como diría Bilbo) de unos 2 km donde aproximadamente la mitad del recorrido se hace andando y la otra mitad subido en barcas ya que Padirac cuenta con un sistema fluvial subterráneo que nos acompañará durante toda la visita.
    Además, podemos dividir el trayecto en dos partes, la primera parte sería la visita libre donde puedes andar a tu ritmo por el interior de la gruta siguiendo el curso del río subterráneo. La segunda parte, que comienza cuando te subes a la barca y que por supuesto es lo más interesante del recorrido, sería la visita guiada donde hay que seguir las instrucciones de tu guía. Aquí os dejo el plano detallado de la visita.

    Así pues, lo primero que hay que hacer desde la base es descender por unas escaleras otros 20 metros. Es curioso notar como a medida que nosotros descendemos también lo hace la temperatura, que se sitúa entorno a los 13ºC constante durante todo el año, y por el contrario aumenta la humedad ya que dentro de la gruta alcanza el 98%. Mientras bajamos, vamos escuchando cada vez con más claridad el sonido del correr del agua hasta que alcanzamos los 103 metros de profundidad y descubrimos que al final de la escalera comienza el río subterráneo Padirac que brota como si fuera una fuente.
   Continuamos nuestro recorrido a la vera del río, que se sitúa juguetón unas veces a la izquierda y otras a la derecha en lo que se conoce como la "Galerie de la Source" (Galería de la Fuente) y es ahora cuando al mirar hacia arriba descubres la verdadera magnificencia de la Sima.

    Veréis, yo he tenido la gran suerte de visitar varias cuevas y grutas, algunas contienen formaciones de increíble belleza como la Cueva del Drach (Mallorca) que por cierto también exploró E-A Martel, otras contienen pinturas rupestres de incalculable valor como la cueva de Altamira (Cantabria) o la cercana Lascaux (Dordogne-Francia) ambas consideradas las capillas Sixtina del arte rupestre, sin embargo, la verdadera belleza de Padirac está, o por lo menos esa es mi opinión, en su inmensidad, si no te gustan los espacios cerrados no entres en una cueva eso esta claro jaja, pero si tienes que entrar en una, esta es tu gruta.

    Al final de la Galería de la Fuente, el espacio se hace un poco más ancho, podrán ver proyecciones en las paredes sobre la vida de A-E Martel y sobre la sima de Padirac, y hay una taquilla donde deberán enseñar de nuevo su entrada para poder acceder al paseo en barco. Eso sí, el barquero me dijo que las niñas bonitas no pagan dinero...pero que tampoco montan ja,ja.

   A partir de aquí, comienza la visita guiada. El barquero, que maneja la barca cual gondolero veneciano, os contará más datos interesante sobre este fascinante lugar, pero sólo hay barcas en inglés o en francés, así que, emulando al viejo caballero de Indiana Jones y la Última Cruzada os diré que "deben elegir, pero elegir sabiamente. Por que si la verdadera barca da la sabiduría, la falsa barca da el aburrimiento". De todas formas no se preocupen demasiado si no andan bien con los idiomas porque mucho de estos datos ya se los he contado en el blog y además en esta taquilla pueden solicitar un folleto informativo en español...aunque se han estirado menos que el portero de un futbolín.
   Lo malo del asunto es que también a partir de aquí queda completamente prohibido tomar fotografías aun sin flash y los guías os lo recordarán con insistencia en varias ocasiones, pues es difícil resistir "el síndrome del click" ante tanta grandeza. ¿El motivo de la prohibición?...bueno ya os dije antes que yo no era el único codicioso ¡gollum, gollum! y al finalizar la visita acabarán en una bonita tienda de recuerdos con unas fotos muchos mejores que las que puedan hacer de extranjis. (adivinanza en la oscuridad resuelta...)
   Eso sí, a la vuelta del paseo, como si de una montaña rusa se tratara, ellos bien que te hacen una foto a todo flash...he aquí la mía.

   La foto está hecha en el "Lac de la Puie" (Lago de la Lluvia), que es el final del recorrido en barca. No es difícil averiguar que se llama así por las millares de gotas que caen sin parar desde el techo hasta este pequeño lago, que es uno de los puntos más profundo del río.
   En la parte de atrás pueden ver una de las "estrellas" de Padirac, la gran estalactita que está casi tocando el agua y que es conocida como "La Grande Pendeloque" (El Gran Colgante). Quizás no les parezca tan grande en la foto, pero es que lo que ven es sólo la punta del iceberg. En su recorrido por la gruta se toparán con la estalactita en otros niveles y es que mide la friolera de 60 metros de altura.
   Siguiendo el recorrido a pie con guía, pronto llegarán al llamado "Lac des Gours" (Lago de los Gours), una especie de "charcos" separados por pequeñas presas naturales llamadas "gours" creadas cuando el agua deposita restos de roca caliza. Un fenómeno parecido, aunque menos espectacular al que pueden ver en Pamukkale.

   Después de esta sala, hay que volver a subir bastantes escalones, pasar por un busto dedicado, como no podría ser de otra forma, al señor Martel y poco después aparece ante nosotros la otra gran estrella de Padirac... "La Pile d´Assiettes" (La Pila de Platos o Placas).
                            Lurcin (Imagen vía Flickr bajo licencia creative commons)
   Supongo que no hace falta explicar el nombre de la pila de platos jeje, lo que sí os diré es que esta formación pétrea se ha ido creando a lo largo de miles de años mediante gotas de agua que caen desde una altura de 67 metros. Esto provoca que cojan velocidad y al estrellarse contra el suelo hacen que la estalagmita resultante tenga este curioso aspecto que recuerda a un montón de platos apilados.
   Además esas mismas gotas de agua han ido conformado el conocido como "Lac Supérieur" (Lago Superior), un lago situado a 27 metros encima del río Pádirac. Sin embargo, la verdadera belleza es cuando alzas la vista y contemplas ante ti la imagen más espectacular de la sima... "La Gran Dôme" (La Gran Bóveda)...
                            Lurcin (Imagen vía Flickr bajo licencia creative commons)
     
   Ya os dije que lo que destaca de Padirac es precisamente su grandeza, y la Gran Bóveda es el ejemplo más claro. El techo se sitúa a casi 94 metro sobre nuestras cabezas, de hecho, en su punto más alto la superficie está sólo a 10 metros. Si se fijan, en la foto pueden apreciar a la izquierda "La Pila de Platos", a sus pies, aunque no se ve, esta el Lago Superior y aunque no se aprecia muy bien, en el medio hay una escaleras por donde se sube hasta casi la cima de la Gran Bóveda...¿podéis ver las sombras de los visitantes para haceros una idea de las dimensiones de la sala?.
   Hay una escena de una famosa película que llevo citando en toda la entrada que se me vino automáticamente a la cabeza cuando vi esta gran sala...

   A fin de cuentas en Padirac también luchó el bien (San Martín/Gandalf) contra el mal (Diablo/Balrog)...
   Pero dejando atrás el toque friki, os diré que la Gran Bóveda es tan grande que algunos la llaman la catedral subterránea, y como tal catedral podrán ver esculturas de rocas parecidas a lámparas, candelabro en cascadas, flores de piedra, velas eternas...

   Con está increíble visión hemos llegado al punto más alto de la visita y toca volver sobre nuestros pasos para salir, con pena, de la sima.

   En la web de la Gouffre de Padirac tienen un recorrido virtual en varios idiomas, entre ellos el español, donde podrán ver mejor las maravillas de la sima. Además pueden realizar una reserva online anticipada por 12€ adultos y 8,50€ niños mayores de 4 años, eso sí, asegúrense antes de comprar que el día y la hora es el correcto por que sino cambiarlo os costará 8€ más y lo digo por experiencia.
  Para finalizar os dejo con su localización..

 Como siempre, espero que les haya gustado la entrada y nos leemos pronto.
  Au Revoir.