• La naturaleza. El Salmo 135.6 dice: “Todo lo que Jehová quiere, lo hace, en los cielos y en la tierra, en los mares y en todos los abismos”. Dios hace que caiga la lluvia, que crezca la hierba, y que la vegetación produzca alimentos. No hay un solo aspecto de la naturaleza sobre el cual el Señor no tenga control.
• Las naciones. “El multiplica las naciones, y él las destruye; esparce a las naciones, y las vuelve a reunir” (Job 12.23). El señorío de Dios es indiscutible y definitivo. Él vigila las naciones (Sal 66.7), sabe todo lo que está sucediendo, y mantiene su autoridad sobre los buenos y los malos gobiernos (Ro 13.1).
• El hombre natural. Dios tiene control sobre incrédulos y creyentes. “El es quien da a todos la vida, el aliento y todas las cosas” (Hch 17.25 NVI). Él nos forma en el vientre de nuestra madre, conoce el número de cabellos en nuestra cabeza, y decreta los tiempos y los términos de nuestras vidas (Sal 139.13; Lc 12.7; Hch 17.26). La vida espiritual y la vida física están bajo su control total (Jn 6.44).
Si creemos que Dios es soberano y experimentamos su verdad, rebosaremos de paz y gozo. Descansaremos seguros sabiendo que no importa lo que suceda en nuestro mundo, nuestro Dios reina, y por tanto, su voluntad se cumplirá.
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