La socialdemocracia oficial atrapada por el troskoliberalismo

Publicado el 26 junio 2012 por Trinitro @trinitro


La socialdemocracia oficial, (basicamente el PSOE) está atrapada en una disonancia cognitiva del tamaño de un Zeppelin. Los debates que realizan sus bases buscan y reclaman una vuelta a los orígenes (socialistas), los consejos que se dan es que hay que ocupar el espacio de izquierdas. Dirigentes territoriales (incluso algunos iluminados dirigentes estatales) asumen la voz de la “verdadera izquierda” y del pueblo. Cuando realmente este “supergiro de izquierdas” seguramente sea lo último que tenga que hacer la izquierda.

A la vez, somos capaces de denostar lo que se hizo en el gobierno (el programa electoral de Rubalcaba era un programa digno de Trotsky mezclado con un “yo no soy ZP y no haré lo que él hizo“) a la vez que es incapaz de reanalizar que se hizo de bueno o malo. Sin crítica.

Se critica a Rajoy por una reforma laboral que solo es una vuelta de tuerca más e igual de inútil a la reforma laboral que creó ZP. Se critica a Rajoy por ser rescatado, cuando con ZP desde Mayo del 2010 estábamos intervenidos y gran parte de nuestra política económica nos la dictan los burócratas europeos.

El PSOE vive atrapado por el troskoliberalismo, una reivindicación hacia las esencias izquierdistas, a la vez que una defensa de las políticas que el mismo PSOE aplica allí donde gobierna y de aquellas que aplicó durante el gobierno, que son pura y duramente liberales.

No tengo problema en que el PSOE defienda medidas liberales en momentos concretos. La socialdemocracia es capitalista, los socialdemócratas desangramos corderitos recien nacidos y matamos unicornios. Sí, somos malvados capitalistas. Yo soy de esos malvados capitalistas que defiende que para salir de la crisis hemos de realizar una devaluación interna y políticas keynesianas, como recomiendan Krugman o Stiglitz. Y a la práctica es lo que se está haciendo en el mercado laboral, al aplicar ERE de suspensión y no de extinción, buscar acuerdos salariales que devalúen estos de la forma menos traumática, y se pacten acuerdos para incrementar la competitividad.

En cambio el PSOE de esto no habla. Donde gobierna aplica austeridad (tampoco es que tenga mucha maniobra) pero diciendo que “ellos lo hacen diferente”, y donde no gobierna pide unicornios y pegasos. No es capaz de mantener un hilo coherente entre su propuesta de reforma laboral del 2010 y su oposición a la reforma laboral del 2012.

Es capaz de oponerse a la ILP de dación en pago desde el gobierno, poniendo miles de trabas y en cambio apoyarla y recoger firmas desde la oposición. Somos incapaces de decirle a Adelson que esto no es Bostwana y que si quiere islas de legalidad para instalar Eurovegas tendrá que buscarse una república bananera que se lo permita.

Hay excepciones, conozco una diputada que cuando estábamos en el gobierno se oponía a la retroactividad de la dación en pago, y ahora desde la oposición también mantiene esa opinión. El PSC de Barcelona es bastante coherente con las demandas presupuestarias que hace y mantiene una línea coherente (y de defensa de los principios de las democracias liberales) con respecto a Eurovegas. Pero las excepciones son pequeñas islas de coherencia en un océano de disonancia cognitiva.

Los sindicatos no pueden pasarle por la derecha y mostrar más sentido de estado al PSOE al acordar con la patronal el AENC 2012-14, y este quedarse tan pancho. El PSOE aún no ha sido capaz de vertebrar un mensaje sobre como mejorar la economía española, atrapado en su defensa del “hacer lo que nos dijo Europa que era lo que teníamos que hacer” y ese extraño trotskismo sociológico en el que se encuentra atrapado. Ni plantear la devaluación interna, ni la salida del €, ni construir un frente de los países de la periferia para forzar decisiones en la eurozona, ni ninguna otra idea, que por muy dolorosa que sea. Si el PSOE aspira a gobernar tendría que apicar alguna de estas soluciones ya que esta crisis no se supera cerrando los ojos muy fuerte y esperando.

Y no, no es solo cuestión de la alta dirección, los debates a cualquier escala tienen esa disonancia cognitiva. El mito de las bases oprimidas por una malvada dirección es algo que ya comienza a cansarme.