La sociedad civil, el mejor contrapeso a los poderes del estado

Publicado el 12 mayo 2016 por Msnoferini

¿Al hablar de política han oído alguna vez los términos “controles y contrapesos”?

En las democracias modernas es habitual que existan mecanismos que garanticen cierto control sobre los tres poderes o las máximas autoridades de un país, o que haya un solapamiento de algunas competencias, para con ello evitar que una persona o grupo de personas puedan actuar sin ningún control y con total impunidad sin respetar las reglas propias de la democracia, y estos mecanismos que permiten este control serían “los controles y contrapesos”.

Uno de los principales sistemas de control y contrapeso deberían venir contemplados por la propia legislación de un país, la cual ha de garantizar o debería garantizar que un jefe de estado tenga que someter sus decisiones a las cámaras de representación elegidas por el pueblo, las cámaras de representación han de tener sistemas de control para evitar que si un partido tiene mayoría en ellas el poder ejecutivo tenga el total control sobre el legislativo, el gobierno de un país o poder ejecutivo no puede tener total impunidad jurídica y todos sus miembros han de someterse al poder judicial, el poder judicial tiene que tener en mayor o menor medida un control por parte del poder legislativo o ejecutivo, etc.

Y dentro de esos controles sobre las instituciones y los poderes en los que estructuramos todo estado democrático (ejecutivo, legislativo, judicial) ha de estar la sociedad civil, las personas como tú o yo. La ciudadanía ha de ser o debería ser un auténtico contrapeso que evite que los poderes de un estado actúen en contra del interés colectivo. Nosotros, el conjunto de todas las gentes de un país, debemos tener formas de hacernos oír, más allá de ILPs, y aprender a defender nuestros derechos. Si se da el caso hemos de saber hacer patente nuestro malestar para que nuestros representantes electos no pierdan de vista la realidad y recuerden para qué fueron elegidos y para quién han de trabajar.

No soy politólogo ni político y por lo tanto mis conocimientos sobre el mundo de la política, como para la gran mayoría, son limitados, pero el tiempo me ha demostrado que cuando una sociedad sabe organizarse y está viva y unida es más difícil que se manipule y de que nuestros representantes se atrevan a actuar contra el interés colectivo. Por ello considero muy importante que existan las organizaciones civiles, y que estas nunca, nunca, den apoyo explícito a un partido político y mucho menos acaben diluyéndose en él.

Pensemos en casos extremos. Por lo tanto pensemos en la situación real que viven países como el nuestro o como alguno de nuestros vecinos de la UE. Cuando se sufre en carne propia una crisis o estafa como la que nos está tocando vivir y nuestros representantes ceden parte de la soberanía del país a sus acreedores o a las grandes instituciones económicas internacionales, a las cuales poco o nada les importa las necesidades reales de las gentes de ese u otro país, la ciudadanía más activa y las organizaciones que nacieron para defender nuestros derechos no pueden desaparecer ni diluirse en partidos políticos, pues perderíamos una parte importante de ese contrapeso externo a la política que nos ha de servir para presionar a los poderes del estado, y además estas perderían su independencia y credibilidad. Por poner algún ejemplo: ¿debería la PAH desaparecer, por mucho que mejore la situación y el problema habitacional, y/o dar apoyo público a un partido político renunciando a su independencia? ¿Debería las iniciativas como el 15M nacer de los partidos políticos o diluirse en ellos? ¿Y sería adecuado que un partido político explotara la marca 15M, y autonombrarse como el único heredero de aquel movimiento espontáneo nacido sin color político? Está claro que la respuesta a estos ejemplos es NO.

¿Y qué pasa cuando la mayor parte del activismo y la indignación acaban confluyendo en un partido político, recayendo sobre él la responsabilidad de ser el principal contrapeso al poder y a un determinado gobierno? Pues tal como decimos en Catalunya “cagada pastoret”. Entiendo que no hay nada más peligroso que un único partido se convierta en el defensor de las necesidades reales de la gente, como tal vez pudo ser el caso de Syriza, recogiendo sus reivindicaciones y prometiendo ser el garante de los derechos y libertades de su ciudadanía. Porque si llegado el caso ese partido llegase al poder y no cumpliese con sus promesas, se viera extorsionado para no cumplirlas, o traicionara sus ideales, automáticamente ese país perdería algo más que un contrapeso, ese país perdería el mayor baluarte en defensa de la ciudadanía y de su soberanía.

¿Cómo se deben sentir nuestros vecinos griegos al ver que el único partido que se oponía a los criminales recortes que se le exigía desde la criminal Troika ha acabado doblegándose a sus exigencias? ¿Qué ha supuesto para Grecia perder el mayor contrapeso a las deshumanizadas políticas neoliberales? Pues la actitud del gobierno de Syriza ha representado el hundimiento de la sociedad griega y la pérdida definitiva de toda confianza en la política y sobre todo en los políticos.

Por lo tanto a modo de conclusión diré que por mucho que simpaticemos con uno u otro partido político nunca debemos abandonar nuestra militancia en asociaciones u organizaciones sociales, nuestra lucha en las calles, ni perder nuestra actitud crítica hacia la política y hacia nuestros representantes. Se acabó dar cheques en blanco a los partidos políticos. Toca arremangarse, tomar la iniciativa y olvidarse de tiempos pasados. Tal como dice aquel lema tan explotado por Podemos: “sí se puede”, pero siempre que la ciudadanía sepamos estar unidos sin importar demasiado nuestro color político; porque no son pocas las veces que los partidos nacen, crecen, se benefician o corrompen y desaparecen o se reinventan, y de la ciudadanía y sus necesidades nadie se acuerda.

MSNoferini