La sociedad de la información es una falacia porque ésta se convierte en propaganda cuando se interpreta. La información no se puede interpretar, la propaganda sí porque obedece a unos dictados que son promulgados por un individuo o colectivo que quiere convencer o persuadir a otros individuos mediante una serie de técnicas manipulativas para unos propósitos concretos, donde la parte emisora ejerce de autoridad moral y ética entre otras categorías para poder influenciar a la parte receptora de la utilidad de la propaganda. De modo que la sociedad de la información es democrática per-se porque hay un intercambio constante en ambas direcciones (emisor-repector), mientras que la sociedad de la propaganda es autoritaria debido a la manipulación que efectúa el autor o los autores de la misma.