El auto-engaño surge de la necesidad de sobrevivir. La supervivencia conlleva la mentira sistemática sin la cual no se podría "vivir". La vida plena es la utopía que el hombre todavía no ha podido realizar en toda su dimensión.
Si de lo que se trata es de sobrevivir el Sistema de dominación proporciona los medios para hacerlo -aunque puedan llegar a ser escasos-, sin embargo vivir es un entelequia en la sociedad del control de manera que la libertad o la democracia son utopías que todavía deben ser realizadas por el hombre moderno.
La sociedad de la supervivencia implica formas de vida nihilistas y hedonistas que refuerzan constantemente el Yo. La supremacía del Sistema de dominación es convertir al individuo en una proyección de la propaganda y desfigurarlo hasta atomizarlo de manera que pueda ser absorbido por la masa al no reconocerse como persona autónoma que reflexiona sobre el mundo en el que vive.
La sociedad de la supervivencia oculta formas de vida degradantes y desespiritualizadas, sin la ética ni la moral suficiente el hombre moderno tiene que sobrevivir en un mundo cada vez más competitivo y alienante, a la par que corrupto la existencia va perdiendo sentido a medida que el hombre sucumbe ante un Sistema de dominación cada vez más totalitario que no entiende en su totalidad o ignora en buena parte cómo funciona. La desfragmentación social y la atomización individual culminan en una masa enajenada que sólo puede sobrevivir obedeciendo y cumpliendo las directrices y las normas que el Sistema les dicta. La degradación social de la masa es proporcional y consustancial al grado de corrupción que impera en aquel y su modo de vida planificado y determinado de principio -nacimiento- a fin -muerte- por una élite de poder que sólo ansia el control y el dominio absoluto de la sociedad.