La sociedad de los mediocres o cómo conocerse a uno mismo

Publicado el 15 mayo 2014 por Matapuces



La transformación de la sociedad pasa por una transformación de la conciencia colectiva, lo que significa que ésta viene determinada por la transformación de la conciencia individual de una inmensa mayoría de los individuos que la componen.
¿Cabe esperar que en la situación en la que nos encontramos en la actualidad la sociedad cambie su cosmovisión de la forma en la que vive e interactúa con el prójimo?
La cosmovisión que tiene el individuo hoy de la realidad en la que vive queda muy condicionada y mermada por la propaganda, pero no sólo la propaganda reduce la capacidad de entendimiento de lo que sucede en el mundo, también se ve condicionado por la incapacidad de reconocerse como ser humano, con conciencia activa que podría afectar a los acontecimientos que se van sucediendo a lo largo de la existencia.
Si el hombre de hoy no se reconoce es porque su capacidad analítica está atrofiada y mutilada.
Esencialmente su vida queda reducida a la simple supervivencia, su pensamiento se dirije a él mismo. El super-Yo es el centro de su pensamiento y en gran medida sus preocupaciones giran entorno al Ego, lo que equivale a decir que su incapacidad para reconocerse es debido a que el pensamiento en muy pocas ocasiones varia de dirección, con lo cual sólo percibe una mínima o ínfima parte de la conciencia, en este aspecto es un hombre de conciencia unidimensional y por lo tanto muy condicionado por la propaganda. Lo que implica que es un sujeto dependiente y manipulado y en consecuencia mediocre.
Si la capacidad analítica del hombre pasara a ser multidimensioal y el pensamiento multidireccional la conciencia humana se transformaría en otra completamente distinta, con otra cosmovisión de la existencia humana y por lo tanto en una regeneración de la conciencia colectiva y un nuevo entendimiento de las relaciones sociales en sociedad, que inevitablemente cambiarían el status quo que impera en la actualidad.
Es por esta razón que se hace urgente que el ser humano se reconozca a él mismo completamente – o como reza el aforismo griego “Conócete a ti mismo”- y pueda desarrollarse en sociedad como persona altruista, empática, generosa, y alegre con sus prójimos.