A raíz de la última crisis, los temores casi infinitos han penetrado sigilosamente en las clases medias europeas. En nuestros días la inseguridad se ha transformado ya en terror, en miedo. Hay gente que teme perder su empleo en un entorno donde las empresas pueden decidir cerrar o trasladarse a otro lugar de un día para otro; hay otra gente que tiene miedo a perder sus ahorros en operaciones financieras cuya confianza han depositado en sus bancos; tenemos miedo a la violencia, al terrorismo; a las consecuencias del cambio climático; miedo a la marginación social; miedo a quedarse solo o a caer una vez alcanzada la meta; miedo al otro...
Como expone el catedrático de Macrosociología Heinz Bude en su obra "La sociedad del miedo", la idea de una promesa de bienestar en las sociedades europeas que tuvo lugar en la segunda mitad del siglo XX, ha sido reemplazada por el miedo. El problema es que para mucha gente ya no hay una promesa en la que creer. Nos encontramos sin duda en una sociedad que exige cada vez mas al individuo. Cada persona está sola y es responsable de sí misma. El miedo es síntoma de una situación social de incertidumbre.
El miedo se extiende a casi todo: ya no es solo el miedo a fracasar en el trabajo, sino también el de fallar como padre o elegir la pareja equivocada. Se supone que ahora hay que tener inteligencia emocional y saber aceptar las contrariedades. No es suficiente con una buena educación o unos buenos ingresos para tener estatus social, porque en cualquier momento puedes caer. Esto genera mucha ansiedad. Sin referencias claras, tienes que vivir tu vida por ti mismo y elegir, ¿en función de qué?. No hay nada sólido, y esto genera sentimientos de vacuidad.
Según Bude, esto provoca mucha amargura y resentimiento en las clases medias. Hay mucha gente que piensa que se merece más y que su experiencia no importa a nadie. La gente se pregunta: ¿Qué he hecho mal? Me he esforzado, hice lo que suponía que se debía hacer y, sin embargo, me siento desplazado. La clase media mayoritaria ve peligrar su futuro y el individuo se siente arrojado a un mundo en el que ya no se siente resguardado ni representado.
Tener miedo a fracasar es la nueva subjetividad moderna. Para Bude, es vivir estando atrapados en la perfección (lost in perfection). La idea es la de uno mismo con relación a los otros, donde los otros son tu infierno. Vivir rodeado de gente que observa como vives tu vida (ayudados ahora por las redes sociales) según los parámetros de una meritocracia ampliada a todos los aspectos de la vida (laborales, personales, trascendentales...), con exigencias de éxito mucho mayores y, sabiendo que hay muchos atrás que están esperando a que te equivoques. Aunque consigas tu objetivo, el miedo no te abandona.
La alternativa es optar por la idea de la ironía, no se trata de evitar o agitar el miedo, pero sí de civilizarlo: de reírnos de ello, de encontrar fórmulas y rituales, maneras de comunicarlo y normalizarlo, creando cierta solidaridad comunitaria; ya que desde nuestros clásicos sabemos que "quién vive temeroso, nunca será libre".