Para los griegos, las costumbres etruscas en materia sexual resultaban muy alarmantes. Teopompo en su libro de Historia afirma que entre los tirrenos las mujeres (….) se preocupan mucho de su cuerpo y a menudo se presentan desnudas ante los hombres (…..) En los banquetes no se colocaban al lado del marido, sino junto a cualquiera y de los presentes y brindaban a la salud de quien quieren. Además, afirmaba que eran grandes bebedoras y muy guapas.
Para los romanos, las etruscas eran simplemente unas rameras: “Recibirás de tu padre veinte mil talentos, para que no tengas que ganarte la dote a la moda etrusca, prostituyendo vergonzosamente tu cuerpo” Plauto, Cistellaria.
Lo que es cierto es que la mujer etrusca vivía menos enclaustrada que la mujer griega o romana. Asistía a juegos y espectáculos mezclada con los hombres y, a la hora de la muerte, su ajuar era tan importante como el de su marido.
Esta libertad le permitió a veces a tomar iniciativas políticas (este es el caso de Tanaquil, esposa de Tarquino el Viejo). Frente a lo que ocurre en Roma, la mujer etrusca mantiene su nombre, e incluso su apellido, al casarse.
Anuncios &b; &b;