Entonces Elizabeth cogió aire y dio un paso adelante. Elizabeth no es alta, y aquellas pistolas le quedaban a la altura de los ojos. Se acercó al oficial y empezó a hablar. Nunca se han escuchado tantas mentidas. Que le sabía muy mal que hubiéramos roto el toque de queda. Que habíamos estado en una reunión de la Sociedad Literaria de Guernsey, y que la discusión vespertina de Elizabeth y su jardín alemán había sido tan agradable que ninguno de nosotros se había dado cuenta de la hora.
TRADUCCIÓN DE LA EDICIÓN CATALANA (ARA LLIBRES)
A veces tú coges un libro y otras el libro te coge a ti, y eso es precisamente lo que me pasó a mí. Como os conté, no pude dejarlo en la estantería de la biblioteca. Había algo que me llamaba muchísimo la atención, ¿su título? ¿su cubierta? ¿o el tema que trataba? Probablemente los tres tuvieron su parte de culpa. El libro me cogió a mí como lectora y debo decir que tuve mucha suerte porque he descubierto una historia divertida, conmovedora y, sobre todo, humana.
A partir de las cartas de Juliet Ashton (sí, es una novela epistolar) se sabe que busca la inspiración para escribir un nuevo libro. Sin pretenderlo se topa con la carta de Dawsey Adams, habitante de Guernsey. No sólo se escribirá con Dawsey sino también con el resto de la sociedad literaria. La curiosidad de Juliet por conocer más sobre sus miembros y sobre la creación de estas reuniones se dispara y se sentirá atraída a visitar la isla. Guernsey será el soplo de aire fresco que tanto necesitaba en su vida.
La sociedad literaria y el pastel de piel de patata de Guernsey puede parecer una novela sencilla
Mary Ann Shafffer y Annie Barrows han creado una historia de esas que no se olvidan y que se recuerdan con una sonrisa. No os voy a engañar, se narran vivencias duras, pero también habrá divertidas. Sus personajes son tan variopintos -impulsivos, serios, generosos, fuertes, tímidos- que me ganaron desde las primeras cartas. Estas tienen un ritmo ágil, no excesivamente largas, convirtiendo la lectura en un suspiro.
Como dice la contracubierta: “Un homenaje a los buenos libros y a las buenas personas, capaces de levantar los ánimos hasta a los más cínicos”, y no puedo estar más de acuerdo.